La seguridad es un
tema importante en Taiwán (a menos que se trate de asuntos de carretera), y a
los taiwaneses les gusta estar preparados ante posibles amenazas. Por eso, cada
año tiene lugar el "wanan" o simulacro de ataque aéreo.
Su duración es de 30
minutos y tiene una función simple: entrenar a los
ciudadanos para actuar en casos de emergencia y testar la rapidez con que son
capaces de evacuar las calles. Suena interesante, pero en realidad se trata de
una reclusión involuntaria: todo se paraliza. De repente,
una ensordecedora sirena empieza a sonar. Las personas que están en la calle
deben buscar inmediatamente un espacio cerrado donde refugiarse y no salir de
allí, y los edificios deben mantener las puertas y ventanas cerradas. En caso
de encontrarse, por ejemplo, tomando el metro en el momento en que empieza el
simulacro, los pasajeros tienen derecho a bajarse en su estación, pero deberán
permanecer en ella. Por otro lado, las personas que estén conduciendo deben
aparcar sus vehículos y buscar un techo inmediatamente (los
únicos que pueden estar en la calle son los policías). Todos los negocios son
obligados a cerrar sus puertas y, a poder ser, apagar los aparatos eléctricos.
En los colegios, los niños guardan silencio a oscuras.
Por suerte, solo afecta a las ciudades más pobladas. El 18 de
abril se hizo en Taipei, parte de Nuevo Taipei, Keelung, Yilan, Taichung,
Hsinchu y Taoyuan.
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