Tokio es tan inmensa que se la conoce por tener "ciudades en la ciudad" ('cities within the city'). Esto hace difícil escoger un único rincón favorito, ya que cada pequeño lugar tiene su encanto. No obstante, en esta entrada he compilado los que considero mis preferidos, que se merecen algo más que una escueta descripción en mi entrada anterior sobre Tokio.
Harajuku
A este barrio bien se le podría dedicar un día entero, y para mí es la zona más interesante de Tokio. Lo ideal es empezar la visita por la mañana, a eso de las once, en el precioso Santuario Meiji, dedicado al emperador Meiji y su mujer. Este edificio, al igual que todos los santuarios sintoístas, es del más puro estilo japonés, y se puede distinguir de un templo budista por tres cosas: su decoración simple y discreta, su torii o arco de entrada, del que carecen los templos*, y sus espacios verdes, muy importantes para el sintoísmo, que busca la armonía con la naturaleza. Lo primero que se ve al llegar es un imponente torii rodeado de un bosque, que invita a dar un paseo hasta llegar al edificio principal. Si se va un domingo es posible ver bodas sintoístas (en mi caso, vi hasta tres en menos de una hora), es decir, las bodas tradicionales de Japón.
Otro punto turístico interesante es el parque Yoyogi, que está al lado del Santuario Meiji. Es un buen sitio para pasar el tiempo: ideal para observar el modo de vida de los japoneses, y en primavera se pueden ver preciosos cerezos en flor. Además, cuenta con una zona exclusiva para perros con unas normas muy curiosas y para la que se necesita un carné de socio.
Por otro lado, es imprescindible visitar Takeshita Dorii y Omotesando, cuyo ambiente joven y estilo único ya describí con detalle en otra entrada.
El jardín Rikugien
Este jardín, cuyo nombre se traduce literalmente como "Jardín de los Seis poemas", está considerado el rey de los jardines de Tokio junto con Shinjuku Gyoen y Koishikawa Korakuen. Creado en 1702, su diseño es típico del Período Edo. Consiste en un total de 8,7 hectáreas de pura naturaleza, y lo que más destaca en él es su precioso lago central. Su belleza llega a tal nivel de perfección que por momentos me hacia sentir abrumada.
Su nombre se debe a que las distintas vistas que se pueden disfrutar en él están basadas en 88 escenas de poemas famosos. Para poner la guinda en el pastel a la visita, vale la pena tomar una taza de té verde en su pequeña casa de té.
Asakusa
Asakusa es uno de los barrios más tradicionales de Tokio, cuyas atracciones más populares son el Templo Senso-ji y el mercado Nakamise. Gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que ser reconstruido cuando la guerra terminó, y constituyó el distrito de entretenimiento principal de Tokio durante el siglo XX.
Senso-ji es el templo más antiguo de Tokio, construido en 628 y dedicado a la diosa budista Kannon o Guanying (en chino). Cuenta la leyenda que dos pescadores encontraron una estatua de Kannon en un río cercano, y que cada vez que intentaban devolverla al mar, inexplicablemente la estatua regresaba a ellos. Para acceder al templo es necesario atravesar la famosísima Puerta Kaminarimon, cuyo nombre se traduce como Puerta del Trueno, y también se pasa por el pequeño mercado Nakamise, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, cuando se concedió permiso a los vecinos de Asakusa para abrir tiendas en los alrededores de Senso-ji. Hoy en día sigue siendo muy frecuentado tanto por japoneses como por turistas extranjeros, y se pueden encontrar todo tipo de souvenirs y snakcs japoneses, como yukatas (una prenda tradicional japonesa), máscaras tradicionales, pastelitos rellenos de judías rojas, etc.
Cercano al templo se encuentra otro mercado cubierto que también puede ser un punto interesante, y las calles cercanas tienen un aire de nostalgia especial.
Su nombre se debe a que las distintas vistas que se pueden disfrutar en él están basadas en 88 escenas de poemas famosos. Para poner la guinda en el pastel a la visita, vale la pena tomar una taza de té verde en su pequeña casa de té.
Asakusa
Asakusa es uno de los barrios más tradicionales de Tokio, cuyas atracciones más populares son el Templo Senso-ji y el mercado Nakamise. Gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que ser reconstruido cuando la guerra terminó, y constituyó el distrito de entretenimiento principal de Tokio durante el siglo XX.
Senso-ji es el templo más antiguo de Tokio, construido en 628 y dedicado a la diosa budista Kannon o Guanying (en chino). Cuenta la leyenda que dos pescadores encontraron una estatua de Kannon en un río cercano, y que cada vez que intentaban devolverla al mar, inexplicablemente la estatua regresaba a ellos. Para acceder al templo es necesario atravesar la famosísima Puerta Kaminarimon, cuyo nombre se traduce como Puerta del Trueno, y también se pasa por el pequeño mercado Nakamise, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, cuando se concedió permiso a los vecinos de Asakusa para abrir tiendas en los alrededores de Senso-ji. Hoy en día sigue siendo muy frecuentado tanto por japoneses como por turistas extranjeros, y se pueden encontrar todo tipo de souvenirs y snakcs japoneses, como yukatas (una prenda tradicional japonesa), máscaras tradicionales, pastelitos rellenos de judías rojas, etc.
Cercano al templo se encuentra otro mercado cubierto que también puede ser un punto interesante, y las calles cercanas tienen un aire de nostalgia especial.
Shinjuku
Ninguna visita a Tokio puede considerarse completa sin merodear por las calles de Shinjuku, cuya estación de tren, con al menos dos millones de transeúntes diarios, es el centro de transporte más activo del mundo, lo que dice mucho de su importancia en la ciudad. Personalmente, la zona que más me gustó fue el barrio rojo Kabukicho, pero Shinjuku tiene muchísimo más que ofrecer.
Las torres gemelas del Tokyo Metropolitan Office son un punto muy turístico, ya que ofrecen espectaculares vistas de la ciudad gratis. Muy cerca, se encuentra el Shinkuju Skyscraper District, que como su nombre indica es una zona de negocios donde abundan los rascacielos. En Shinjuku también es posible ver el Shinjuku Cocoon Tower, el rascacielos más sofisticado de Tokio.
El jardín Shinjuku Gyoen es uno de los más famosos, especialmente por sus vistas con los rascacielos de fondo, que producen un bonito contraste.
Kabukicho es una zona comercial dedicada al entretenimiento para adultos en la que se puede encontrar un poco de todo: restaurantes, karaokes, love hotels, bares de strippers, y puticlubs muy poco discretos, la mayoría de ellos controlados por la mafia. Me encantó por sus luces de neón y su ambiente, y me sentí segura en todo momento, sin embargo es una zona con mala fama considerada conflictiva, y había policías por todos lados. Dos de los edificios que más me gustaron fueron los cines Toho, cuyo exterior está decorado de una manera muy peculiar con la cabeza de Godzilla, y el restaurante de los Robots (Robot Restaurant), al que no entramos por su escandaloso precio pero cuya entrada es un espectáculo per se.
Seguramente parecerá una elección extraña, pero a mí este robot a escala real me impresionó muchísimo. Gundam es un anime de ciencia ficción muy popular en Japón, cuyos protagonistas son diferentes robots llamados como la serie. Mis expectativas eran bajas: me esperaba una recreación cutre, pero lo cierto es que la estatua está tan bien construida que tenía la sensación constante de que en cualquier momento cobraría vida y empezaría a caminar. Mide nada menos que 18 metros, y es capaz de mover la cabeza hacia arriba y a los lados. Se encuentra en el centro comercial DiverCity, en la isla artificial de Odaiba, a la que se puede acceder por tren o en barco. Además de la estatua, DiverCity cuenta con un Gundam Café, es decir, una cafetería dedicada a la serie, y al parecer también tiene un museo.
Para mí la parte más interesante es su show de luces, que empieza a cada hora a partir de las seis de la tarde. Es una experiencia de luz y color que absorbe por completo.
Y aquí termina mi lista. Espero que os haya gustado y que os anime a darle una oportunidad a Tokio. ¡No os arrepentiréis!
*Nota: templos y santuarios no son lo mismo. Los templos son edificios budistas mientras que los santuarios son sintoístas.
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