miércoles, 9 de marzo de 2016

Sushi, sushi, sushi... ¡y más sushi en Tokio!

El sushi es una experiencia culinaria obligatoria en cualquier viaje a Japón. Nosotros intentamos hacerlo a lo grande y lo probamos en dos restaurantes diferentes. 

Nuestro primer encuentro con el sushi japonés fue en un restaurante de Takeshita Dori, la calle más concurrida del barrio Harajuku. Escogimos una cadena de restaurantes barata y popular llamada Sushi Nova. Dada su céntrica ubicación, tuvimos que esperar un rato para poder entrar. Lo que la hace especial es el hecho de que en vez de disponer de los típicos transportadores de banda o kaitensushi, que atraviesan el restaurante con platitos de comida que pasan por todas las mesas para que los comensales tomen los que más les gusten, la comida se pide en una especie de ordenador y se sirve a través de unas cintas transportadoras que están encima suyo. En otras palabras, la comida se pide en una máquina y de repente aparece delante de tus narices como por arte de magia. 

                         

       



Se pagan desde 120 a 420 yenes por plato, dependiendo de sus ingredientes (no es lo mismo tomar sushi de huevo que sushi de bonito o salmón), y hay muchísimo donde elegir. El más extraño para mí fue el sushi de erizo de mar, y también el único que no me gustó. Normalmente las piezas vienen de dos en dos, y la calidad me pareció bastante buena. Además, la bebida (té verde japonés) es gratis. La única pega es la incomodidad: al igual que en la mayoría de cadenas de comida rápida en Japón, no había mesas individuales. 







Pero Sushi Nova nos supo a poco y nos quedamos con ganas de más, así que decidimos tirar la casa por la ventana y probar un "todo lo que pueda comer" de sushi. Nuestras búsquedas en Internet resultaron bastante infructuosas y solo encontramos una opción decente: la cadena Tama Sushi. Sus precios nos parecieron muy curiosos, ya que varían dependiendo del restaurante y del sexo de los comensales (las mujeres pagan menos). Pagamos entre los dos 8640 yenes, esto es, 70 euros. Por ese precio me esperaba un espacio medianamente elegante y con mesas individuales, pero era un sitio viejo en el B2 del centro comercial Ginza Core, donde todos estábamos hacinados. Al menos no había límite de tiempo para comer. 





El sushi se pide por rondas y solo se pueden escoger 20 piezas cada vez. Por suerte, el restaurante dispone de un menú en inglés con fotos, y no es realmente necesario comunicarse con los camareros, ya que para pedir la comida se usa un papelito que se le da a los chefs, quiénes lo preparan todo delante de los clientes lo más rápido posible (el "papelito" es en realidad un menú que hay que escribir y está en japonés, así que si no sabéis leer no es muy recomendable atreverse con este tipo de restaurante). La carne de pescado procede del famoso mercado Tsukiji, considerado uno de los mejores mercados de marisco del mundo. Estaba todo muy bueno y fresco, y en total comimos entre los dos 80 piezas de sushi. Queríamos llegar a las cien, pero en la tercera ronda ya sentíamos ganas de vomitar y, de hecho, a partir de ese día le cogimos bastante aversión al pescado crudo y al arroz. 





Personalmente, creo que un "todo lo que pueda comer" de sushi no vale realmente la pena a menos que estés loco por el sushi o tengas un estómago de vaca. El precio es demasiado alto y los restaurantes como Sushi Nova son una experiencia mucho más divertida y práctica, especialmente si no sabes leer en japonés. De todas maneras, las dos veces disfrutamos al máximo de nuestra comida japonesa favorita. 


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