miércoles, 14 de septiembre de 2016

Indignación por el tifón que no iba a afectar Nuevo Taipei

Como ya adelanta el título de mi entrada, estoy indignada. Y no sin razón. 

Hoy miércoles 14 de septiembre las clases y el trabajo han sido cancelados en gran parte del sur de Taiwán por precaución contra una tormenta. Se trata de Meranti, un súper tifón que los meteorólogos han equiparado al temido Nepartak, que azotó la isla hace un par de meses. Pero esta vez se lo han tomado con calma, asegurando que Meranti no afectaría al norte de Taiwán y que por lo tanto es necesario ir a trabajar y a clase con normalidad. Obviamente, los del Taiwán Weather Bureau no han tenido en cuenta a los que vivimos en zonas montañosas. 

Los tifones son un fenómeno que afecta a Taiwán cada verano y con los que ya estoy familiarizada. Por eso, la noche antes de ayer, el doce de septiembre, ya había predicho la que se nos venía encima a los que vivimos apartados: hacía demasiado viento, y así continuó en la montaña el resto del día. Por aquel entonces, oficialmente Meranti aún no había llegado. Ayer, trece de septiembre, el viento continuó y no dejó de llover durante toda la noche. Esta mañana la estampa con que me levanté era un poco aterradora. Dudé en salir de casa pero, ¿qué podía hacer? Oficialmente todo era seguro y una no puede abandonar sus obligaciones sin una buena excusa. Dejé mi apartamento con miedo de salir volando y descubrí que algunos de los árboles de mi barrio habían sido partidos a la mitad por el viento. Esperaba que el panorama mejorase en el centro de Nuevo Taipei y que el tifón sólo afectase al micro clima de montaña donde vivo, pero en realidad la lluvia torrencial estaba presente en todas partes, aunque a medida que nos acercábamos a la civilización el tiempo mejoraba. En el autobús camino a la ciudad, el conductor se tomó la molestia de darnos consejos para permanecer seguros: "tengan cuidado al cruzar la carretera y sujetar un paraguas al mismo tiempo, he visto a mucha gente hacer eso y es peligroso, ya que el viento mueve los paraguas de posición y así es difícil ver los coches". Podéis apreciar la gravedad de la situación en este vídeo, tomado en la estación de metro de Xindian, el distrito de Nuevo Taipei donde vivo.

 



Pasé el resto del día incrédula, viendo cómo la gente iba a clase o a trabajar luchando contra el viento, armada de paraguas y ponchos. Unas horas después de mi indignación inicial tuve la satisfacción de descubrir que no estaba sola: muchas personas dejaron comentarios poco favorables en la página de Facebook del alcalde de Taipei sobre la decisión de trabajar con normalidad. 

En conclusión, hoy no es día para ir a ningún lado y estoy horriblemente cabreada. En este país parece que el culto al trabajo está por encima de todo, incluso de la seguridad de los ciudadanos.