lunes, 29 de diciembre de 2014

Uno de enero de 2014: el templo de Hongludi

Para empezar bien el año, pensé que sería una buena idea visitar un templo que quería conocer hace tiempo. Se trataba del templo de Hongludi, (烘爐地), situado en Zhonghe (中和區), un distrito de New Taipei City que es conocido por ser una de las zonas con mayor densidad de población del mundo. Sin embargo, el templo no está en la ciudad sino en las montañas, y no se puede llegar a él ni en metro ni en bus. 

Este templo es famoso por sus vistas y por su enorme estatua del dios Tudigong (土地公), que se conoce en inglés como el Earth God. 



Tudigong, también conocido como Fude zhengshen (福得正神), es el dios de la fortuna, y una de las deidades más populares en Taiwán, a pesar de tener un rango menor dentro del panteón chino. Cuenta la leyenda que Tudigong era muy generoso y no era capaz de negar a nadie los deseos que le pedía. Esto enfurecía al Emperador de Jade, el dios que gobierna el cielo, así que como castigo le mandó a una mujer que se convirtió en su esposa y que se encargó de persuadirlo para que no consintiera demasiado a los mortales. Sin embargo, hay un par de días al año en los que se supone que la mujer de Tudigong vuelve a su hogar materno, por lo que él se  queda solo. Este es el momento perfecto para rezarle, ya que las probabilidades de conseguir que acceda a cumplir deseos son más altas. 




El templo está dividido en varias partes a las que se accede a través de escaleras, en las que hay vendedores de lotería, tal vez porque Tudigong es el dios de la riqueza.





Algunas de sus zonas son bonitas mientras que otras da pena verlas por lo cutres que son. Si no entendéis a qué me refiero, echad un vistazo a estas fotos.





El altar que más me gustó fue este, especialmente por sus grabados de madera.






Aunque ya las había visto en muchos templos anteriores, me llamaron la atención estas columnas. Mi novio me explicó que dentro de cada una hay una figurita del Earth God y debajo, en el papelito rosado, está escrito el nombre de una persona que hizo una donación al templo. 





Me gustó mucho este templo, pero tengo que decir que me dio la impresión de estar hecho con prisa y poco presupuesto. Además, en él no se respira la espiritualidad y solemnidad de otros templos como el de Longshan o Baoan, aunque mucha gente vaya a rezar allí. Es un sitio que hace muy obvio que hoy en día estos edificios se construyen por dinero. Prueba de ello son una bola gigante que tenían cerca de uno de los altares y que se movía si pagabas, o esta especie de hucha que supuestamente atraerá la fortuna a todo aquél que haga un donativo.



Volviendo a las cosas positivas, lo mejor de este templo son, sin duda, sus vistas de Taipei y de las montañas, en las que se puede ver un cementerio taiwanés.  





Conclusión: el templo de Hongludi carece de la  grandeza que tienen otros templos y algunas de sus zonas son bastante feas, pero vale la pena visitarlo, sobre todo por sus vistas. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

Los fuegos de Año Nuevo del Taipei 101

El uno de enero de 2014 por fin llegó el momento por el que había estado esperando desde hacía casi un año: ¡iba a ver los fuegos artificiales del Taipei 101!

Con la cámara preparada y mucha ilusión, mi novio y yo decidimos salir de casa a eso de las seis de la tarde para encontrar un buen sitio, ya que los fuegos eran un espectáculo que no me quería perder por nada del mundo. Tardé horas en darme cuenta, pero llegar tan temprano fue un error, ya que el Taipei 101 está en una de las zonas más modernas de Taipei y sobra sitio para todas las personas que quieran ver los fuegos ese día, sin estar apretados. Además, la carretera estaba cortada y nos podíamos sentar en el suelo. 



Después de dar una vuelta, fuimos a echar un vistazo a un pequeño mercado temporal que habían montado cerca. Picamos algunas cositas y, finalmente, me di por vencida (mi intención original era esperar durante horas sin moverme de mi sitio, pero pronto me di cuenta de que sería ridículo) y fuimos a tomar una cena de verdad en el centro comercial del Taipei 101, en el que parecía imposible encontrar sitio y por el que vagamos bastante tiempo al acecho.




Al acabar de cenar, seguimos vagando durante horas sin tener nada que hacer, casi desesperados de aburrimiento, hasta que por fin llegó el momento. Aunque los taiwaneses no toman uvas ni tienen cuartos, en la pantalla del propio Taipei 101 contaron los últimos cinco segundos del 2013, y se podía oír a todos los taiwaneses coreando: “ (yi), (er), (san), (si), (wu)” Uno, dos, tres, cuatro, cinco… ¡¡¡Boom!!!




El tiempo pasó fugaz, y los dos minutos y pico de fuegos me subieron a poco. Fueron como un sueño. 

   



Cuando los fuegos terminaron, la pólvora cubría parte del Taipei 101. 



Cuando los fuegos acabaron, abrieron el metro, que normalmente cierra a las doce. La cola para entrar era enorme y había varias personas controlando a las masas que entraban. Nosotros, milagrosamente, conseguimos colarnos en la primera tanda. En ese momento, me pareció increíble que tantísima gente se fuese a casa después de ver los fuegos, y también que en la zona no hubiera nada. Ningún tipo de fiesta. Nada, simplemente nada.




Obviamente, esa noche abrieron todos los bares y discotecas. Hubo fiestas de fin de año y estuvieron a tope. Pero a mí no me pareció nada especial. Las calles estaban desiertas. Casi no había ruido. No se respiraba el mismo ambiente que hay en Galicia por fin de año, con gente celebrando como loca en cada esquina. Aunque me gusten los fuegos, si tengo que elegir me quedo con el fin de año de mi pueblo. 


29 de diciembre de 2013: el templo de Guandu

Tras un intento frustrado de visitar yo sola el que prometía ser uno de mis templos favoritos en Taipei, meses después me aventuré, otra vez, a ir con mi novio. El templo de Guandu (關渡宮 Guandu gong) está situado en una zona tranquila que parece un mundo aparte del centro de la ciudad. En cuanto salí de la estación de metro sentí que estaba en una zona más residencial e incluso "rural".

El templo está a unos 10 minutos andando desde el metro. También se puede llegar en autobús desde allí, pero parecía un poco complicado y no merecía la pena esperar. Por el camino, tuve la oportunidad de ver una de las cosas que siempre me han fascinado de Taiwán: los funerales. En ciudades como Taipei, cada vez más modernas, es raro ver los funerales tradicionales, que se conservan más en las zonas rurales y se celebran en la casa del difunto. Según me dijeron, el cuerpo se vela durante varios días, pero no se conserva en la casa. Para sustituirlo, incluyen una foto suya, siempre en blanco y negro. Dependiendo del poder adquisitivo de la familia, este tipo de funeral puede ser más grande o más modesto. El de mi foto es, en mi opinión, uno intermedio, ya que los he visto más pequeños (sin el arco de la entrada, por ejemplo).



Cuando llegamos al templo me sorprendí al ver lo vacío que estaba, aunque ahora me parece lógico debido a su ubicación. Como en la mayoría de los templos taiwaneses, su religión es una mezcla de budismo y taoísmo. Su principal deidad es Mazu, la diosa del mar, que es muy popular en Taiwán. El edificio fue fundado en el año 1715, pero cuenta la leyenda que antes, en el año 1661, el área ya estaba considerada un lugar sagrado. Ha sufrido muchas reformas (especialmente después de la Segunda Guerra Mundial), y es uno de los templos más antiguos de Taiwán. 





En el primer piso hay varios altares y mesas para las ofrendas (o sea, nada especial). El último, en cambio, es más elegante, y tiene unos altares de madera un poco "barrocos". Además, sus vistas son alucinantes. Allí encontré una cesta con unos papelitos verdosos que me parecieron interesantes, así que cogí uno. Más tarde, mi novio me dijo que para cogerlos había que hacer una pequeña “donación”, y me explicó que en su interior hay un mensaje para mí (como en las galletitas de la suerte, que por cierto no proceden de Asia).




Vistas desde el techo del templo

Ave fénix 



Aparte del edificio principal, hay otro, que parece más nuevo y en el que se pueden ver varias estatuas de Buda y algunos dioses. A mí las que más me gustaron fueron estas.  





Además de todo esto, el templo también cuenta con un pequeño túnel (llamado Buddha Cave en inglés) que da a una especie de terraza con vistas al muelle de Guandu y en la que se puede ver la famosa estatua de la diosa budista Guanyin. En la entrada hay una bola que la gente tocaba y abrazaba para atraer riqueza y en la que se puede meter dinero. Por dentro, el túnel está lleno de varias estatuas de devas (cada cual más extraño y feo que el anterior) y, al final,  está la estatua de Guanyin, que en dos de sus muchas manos sujeta los caracteres de “luna” y “sol”. Es impresionante. 






Aún no habíamos terminado nuestra visita cuando, de repente, una persona que trabajaba allí nos dijo que iban a cerrar. Eran las cinco de la tarde, y nos quedamos sin ver el jardín del templo, que estaba detrás. Por suerte, lo visité un mes después con mi familia.


Conclusión: el templo de Guandu es una visita obligatoria para cualquier turista que visite Taipei, aunque a veces lo excluyan de algunas guías turísticas. No tiene nada que envidiarle a templos más populares como los de Longshan y Baoan, y es un sitio en el que te puedes perder durante horas. 


lunes, 22 de diciembre de 2014

Comida española en Taipei

En Taiwán, como os podréis imaginar, es difícil encontrar cualquier cosa que recuerde a España. La comida no es una excepción. Después de buscar un poco en Internet, decidí darle una oportunidad a uno de los restaurantes de Taipei que ofrecen comida española. Se trataba de La Paella, (西班牙小館, Xibanya xiao canguan en chino, que significa algo así como "pequeño restaurante español") un restaurante situado en la zona de Gongguan (公館) que parecía el más cercano. Mi novio se encargó de hacer una reserva y, cuando lo hizo, uno de los camareros, al saber que iría conmigo, le advirtió que su comida era "un poco taiwanesa". 

Cuando encontramos el restaurante, que estaba en una callejuela, nos alegramos de haber reservado. Tenía mucho ambiente y estaba muy lleno. Estaba bien decorado y era acogedor pero, ¡cómo no! todo estaba lleno de toros. Me hizo mucha ilusión ver que ofrecían tapas sorpresa, y esperaba algo de chorizo y tortilla. Pero no. Mi decepción fue enorme al ver esto:





Sé que hoy en día a cualquier cosa se le puede llamar tapa, pero yo esperaba algo más ibérico. 

Después de leer un menú "bilingüe" en chino y español que me resultó prácticamente incomprensible, y en el que no encontré un plato tan básico como la tortilla de patatas, decidí pedir unas albóndigas. En la última página se podían leer frases en español con traducciones al chino como: "Por favor, comida", y entre los platos que ofrecían, había cosas como "Grande gusto menú" (???). 

Antes de que nos sirvieran las albóndigas y la paella que había pedido mi novio, nos sirvieron esta sopa con unos palitos de pan. No estaba mal de sabor, pero nunca había visto nada parecido en España. 



Como podéis ver en la foto, el plato de las albóndigas queda muy bonito, pero el contenido dejaba que desear. Una vez más, el sabor no era malo y, de hecho, la carne de las albóndigas tenía cierto parecido con la española, pero la salsa era cien por cien taiwanesa. La paella tal vez fuera lo más auténtico que tenían en aquel restaurante, pero nos la comimos sin pena ni gloria. 




Y, por fin, nos sirvieron el postre, que era lo que más estaba deseando probar, y lo único que no me decepcionó a pesar de su tamaño. ¡Los churros están deliciosos hasta en la otra punta del mundo!


Además de los churros, ofrecían flan al estilo español, que es diferente del que se consume normalmente en Taiwán. 


Conclusión: Me fui de este restaurante preguntándome qué narices había comido, y sin ninguna sensación especial. Ni mi novio ni yo lo recomendaríamos, así que tal vez mi obsesión con la autenticidad no sea el único problema. No es un sitio horrible, pero creo que los dos esperábamos algo mejor. Juzgad vosotros mismos si su comida parece española o no. Podéis ver más fotos aquí.

¿Es posible encontrar comida realmente española en Taipei? Parece que no, pero no me voy a rendir tan fácilmente. Me quedan, por lo menos, otros dos restaurantes españoles por probar: La Mesa y La Casa de Música, que parecen más auténticos y cuyos dueños son españoles. 

martes, 16 de diciembre de 2014

Hardcore en Taipei

Empezaré esta entrada aclarando que no soy una gran fan de la música hardcore y que no conozco demasiados grupos. He decidido escribir sobre la escena hardcore de Taipei porque creo que sus diferencias con la de España son interesantes.  

Aunque Taipei tenga unos tres millones de habitantes, es difícil encontrar en ella a gente que se diferencie de las masas. Tener piercings está visto como algo muy especial y atrevido, y lo mismo pasa con los tatuajes, que las generaciones de los 50 - 60 asocian con la mafia, ya que hasta hace relativamente poco solo sus miembros se tatuaban en Taiwán. Aunque cada vez se occidentalice más, la sociedad taiwanesa sigue siendo un poco cerrada para ciertas cosas (los propios taiwaneses lo admiten). 

A pesar de todo, no son pocos los grupos de hardcore famosos que pasaron por Taiwán, como Miss May I, The Devil Wears Prada, Architects, Obey the Brave, Chelsea Green o Hatebreed. En Taipei existe un pequeño grupo de personas a las que les gusta el hardcore (también hay muchos modernos, pero esos no cuentan), que como ya supondréis por lo que escribí en el párrafo anterior, no está tan difundido como en otros países. La mayoría de estas personas son integrantes de algún grupo. Estos son los más conocidos: 

1. Seeking the Ocean 

Banda de post hardcore nacida en Taipei que apenas duró dos o tres años. Sus canciones, al igual que las de la mayoría de grupos de hardcore taiwanés, están escritas en inglés. 

  


2. Side Effect

Este grupo es el más veterano en Taiwán, ya que lleva en activo unos diez años. Tanto su estilo como sus miembros cambiaron muchas veces: del nu metal al metalcore, hasta el deathcore en el que se centran hoy. Tocaron en países como China y Corea. 




3. Beyond Cure 

Otra banda de deathcore veterana, la más famosa de Taiwán. Su batería, que aprendió a tocar sin la ayuda de ningún profesor, está considerado el mejor de la isla. 




En cuanto a locales, uno de los más frecuentados entre los fans del hardcore es el Roxy Rocker, un bar acogedor y con música decente cercano a la NTNU en el que se pueden ver algunos extranjeros. 


Foto cortesía de http://roxy.com.tw/ 


Otro punto de encuentro es The Wall Live House, situado en la zona de Gongguan (公館). Aquí los grupos locales pueden alquilar pequeñas habitaciones insonorizadas para ensayar, y además cuenta con un pequeño bar y una sala de conciertos. Fue allí donde tuve la oportunidad de asistir a mi primer concierto en Taipei, pero lo que vi me decepcionó un poco. No por la calidad de los grupos que vi, sino porque el comportamiento de los taiwaneses era demasiado tranquilo. Casi nadie se atrevía a hacer mosh pit y la gente apenas se movía. Existe el mito de que los orientales son más "paraditos" que los occidentales. Y es cruel decirlo, pero a veces me parece cierto. El único que montaba todo el "lío" era un extranjero entrado en añitos que iba hasta arriba de sabe Dios cuántas drogas y que se dedicaba a empujar a los demás. 


Foto encontrada en http://library.taiwanschoolnet.org/


Pero también hubo algo que me gustó de esta gente. Y es que, al contrario que en España, no hay guerras y malos rollos por ser el más "true". En Taipei nadie se acusa ni se esfuerza tanto por aparentar. Simplemente escuchan la música que les gusta, y no intentan aprenderse las biografías de cada grupo para que todos sepan lo super fans del hardcore que son. Son gente con la que cualquiera se puede sentir cómodo, y que no te va a juzgar por lo que sepas y lo que escuches. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

22 de diciembre de 2013: explorando Keelung

Después de hacer algunas fotos con el Pato Amarillo de Keelung (基隆 Jilong), puesto que el tiempo era aceptable y aún era de día, decidí aprovechar el viaje y explorar la zona.

Keelung es una pequeña ciudad costera a unos 50 minutos en bus desde Taipei. Fue descubierta por los españoles en el siglo XVII, y éstos la bautizaron como La Santísima Trinidad.




Aunque se la llame ciudad en chino, yo la considero un híbrido de ciudad, ya que su tamaño es demasiado pequeño, a pesar de contar con estaciones de tren y autobús, algunos centros comerciales y muchas tiendas, además de un puerto muy importante (el segundo de Taiwán, después del de la ciudad de Kaohsiung).


Hua Guan Tower, el edificio más alto de Keelung 

Centro de la ciudad de Keelung

A pesar de haber planeado aquella mini excursión, encontrar los sitios que quería visitar resultó más complicado de lo que esperaba, así que al final me metí en el primer templo que encontré e hice una breve exploración en la que no descubrí nada nuevo, pero en la que me sentí cómoda porque el templo no estaba abarrotado de gente como los más populares de Taipei. 




Altar de Guanyin, la diosa de la compasión 

Hotei o Buda Gordo. En sus manos sostiene un lingote de oro, símbolo tradicional chino de prosperidad y riqueza


Al acabar, tras vagar un poco por la ciudad, llegué, casi de casualidad, a uno de los sitios que me había propuesto visitar, aunque solo pude ver una pequeña parte porque era enorme y se estaba haciendo de noche. Por suerte, gracias al fenómeno del Pato Amarillo y tal vez también al mal tiempo, estaba prácticamente vacío. Después de subir unas escaleras y alguna cuesta, llegué al Chupou Altar, que pertenece al parque de Zhong Zheng (中正公園, Zhongzheng gongyuan). Se trata de un museo dedicado al conocido Ghost Festival de Keelung, (o festival de los fantasmas) que se celebra cada verano. Es un edificio pequeño del que apenas tengo recuerdos, pero que me pareció interesante porque explicaba con detalle la celebración del Ghost Festival. Parece ser que durante el festival lo adornan de esta manera tan espectacularSolo pudimos visitar el primer piso, ya que los demás estaban en obras. Es un sitio tranquilo con vistas al puerto de Keelung, ideal para dar un paseo.  No pude hacer una visita completa, y me fui de allí con la miel en los labios. 







Otra de las grandes atracciones de Keelung es el night market de Miaokou, (廟口夜市 o Miaokou yeshi) famoso en todo Taiwán. Su nombre, que se podría traducir como "entrada al templo", hace referencia al templo de Dianji, (奠濟宫 Dianji gong) al rededor del que se empezó a desarrollar. 



A pesar de la lluvia, estaba a tope de gente cuando fui (aunque eso es normal, teniendo en cuenta que era domingo y que miles de personas se habían desplazado a Keelung para ver al Pato Amarillo), y la mayoría de puestos de comida estaban tan abarrotados que ni siquiera pude saber qué vendían exactamente, aunque muchos de ellos tenían escrito en inglés y chino los nombres de sus comidas. 





Este night market es famoso por su marisco, y en él probé, entre otras comidas como pinchos morunos, cordero, frutas caramelizadas, esta sopa que según me dijeron solo se puede encontrar en Keelung.




Aunque su aspecto pueda parecer extraño, no estaba mal. 

Además de esta sopa tan especial, también tuve oportunidad de tomar uno de mis postres de Año Nuevo favoritos, conocido como niangao, que literalmente se traduciría como "año pastel" (年糕). Su textura es muy parecida a la del mochi, y tiene muchas variedades en Asia. Aunque parezca increíble, está hecho de pasta de arroz. Para darle sabor, se le añade chocolate fundido o leche condensada. 




Aún había muchas comidas que no había probado en el night market, pero se estaba haciendo tarde y la lluvia no daba tregua, así que decidí ir a casa y volver a la ciudad en el futuro, ya que pude comprobar por mí misma que tenía mucho que ofrecer.