viernes, 29 de agosto de 2014

Noviembre de 2013: el night market de Tonghua

El night market de Tonghua (通化街夜市, Tonghua jie yeshi) es uno de los más conocidos de Taipei. Está a unos cinco minutos del Taipei 101, cerca de una calle en la que hay, casi exclusivamente, tiendas de animales.



A pesar de ser un sitio concurrido, es un night market que deja mucho que desear y en el que ni siquiera fui capaz de hacer tiempo para pasar una hora. No es pequeño, pero no tiene ningún producto especial. Se pueden encontrar, por ejemplo, los típicos pinchos morunos taiwaneses, o salchichas taiwanesas, bebidas de frutas tropicales... En otras palabras, nada que no hubiera visto antes o que pudiese despertar mi curiosidad o abriera mi apetito. Lo único digno de mención que encontré allí fueron unas salchichas taiwanesas a las que se les podían añadir varios sabores. Probé las de miel, que estaban buenas, pero tampoco eran algo fuera de lo normal. El puesto en el que se vendían tenía muchos clientes.



Y esto es todo. No tengo demasiado que escribir sobre este sitio, simplemente porque no hay demasiado que ver allí (a menos que dé la casualidad de sea tu primer night market). Tal vez esté bien para dar una vuelta, pero para mí fue una visita que se pasó sin pena ni gloria.

jueves, 28 de agosto de 2014

Noviembre de 2013: el centro comercial del Taipei 101

Puesto que no tenía muy claro cómo llegar allí caminando desde la boca del metro, no volví a visitar el Taipei 101 hasta que pasaron meses de mi llegada a Taipei. Irónicamente, con el paso del tiempo acabé hartándome de visitarlo.

Su centro comercial tiene cinco plantas y se puede acceder a él por varias puertas. Dentro del edificio se pueden encontrar guías gratuitas del área comercial, y también un punto de información con dependientes que hablan inglés. Aunque todo esto forma parte del edificio, se encuentra en un espacio rectangular que está aparte, como muestra este mapa.

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El primer piso parece de lujo y está lleno de ropa, joyas, relojes, etc. de marcas como Chanel, Swarovski, Dior, o Massimo Dutti. Es muy espacioso, elegante, está limpio inmaculado y su ambiente es muy ostentoso. En algún rincón de esta planta se puede ver una estatua de la mascota del Taipei 101, que por cierto tiene su propio idioma.

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El segundo, tercero y cuarto piso son muy parecidos al primero, así que no estoy realmente familiarizada con ellos. En cuanto al quinto piso, apenas tiene siete tiendas. Allí es donde se compran los tiques para acceder al ascensor y subir al observatorio del Taipei 101.

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También existe un sexto piso, en el que está el Taipei 101 Prestige club, que como su nombre indica es un club exclusivo para ricos, sobre el que podéis leer más aquí.  Además de ese club, la sexta planta tiene un gimnasio del que he visto mucha publicidad obscena por las calles de Taipei y cuyo eslogan dice "We want your body".

Sin embargo, para mí el mejor piso es el B1, no solo porque tenga cosas interesantes sino porque además es para todos los bolsillos y ofrece más variedad. Está lleno de restaurantes, entre ellos el famosísimo Din Tai Fung, que es, probablemente, el restaurante taiwanés más conocido y alabado a nivel mundial. También hay alguna pastelería, y tiendas de helados como Coldstone. Además, aquí también puedes encontrar un food court. Los hay en prácticamente todos los centros comerciales de Taiwán y se trata de un espacio en el que se pueden encontrar diferentes restaurantes que comparten mesas y sillas indistintamente o, como se puede leer en Wikipedia, "un espacio común para sentarse". Esto implica que sus restaurantes sean de lo más simple, ya que solo tienen un mostrador con reproducciones en cera de algunos platos y los menús, por lo que recuerdan a puestos de comida permanentes. La primera vez que comí allí me hizo gracia descubrir que hasta en todos los cubiertos y servilletas de todos los restaurantes ponía Taipei 101.

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Pero para mí lo mejor del centro comercial del Taipei 101 es el Jason's Market, una tienda que ofrece productos únicos (eso sí, a precios desorbitados). Aunque la mayoría sean japoneses y eso no tenga nada de especial en Taiwán, allí se pueden encontrar cosas de diferentes países, incluido España. Por ejemplo, latas de mejillones en escabeche (tres euros una lata) y chorizo o jamón en rodajas, por unos tres o cinco euros. También cuenta con una sección de vinos importados. Entre las cosas curiosas que he visto allí, este flan de forma redonda es una de ellas:

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Meses después de mis primeras visitas descubrí que arriba del todo hay tres restaurantes de lujo, que ya no forman parte del centro comercial. Tienes que reservar para comer en ellos y, dado el precio excesivamente alto de sus platos, si reservas allí, la subida es gratis. Para reservar, puedes preguntar en el Taipei 101 directamente, ya que uno de sus pisos tiene una recepción especial para estos tres restaurantes en el que te ofrecerán toda la información que necesites. Comer con las vistas del Taipei 101 debe ser espectacular, pero no compensa económicamente.

Un pequeño detalle que ha llamado mi atención del Taipei 101 es que en una de sus entradas suele haber un grupo de gente mayor protestando usando megáfonos e izando las banderas de China y Taiwán. Parece ser que nadie tiene muy claro quiénes son, pero todo indica que están protestando a favor de la unificación de Taiwán con China. También se pueden ver por allí a los practicantes del Falun Dafa (法輪大法), un grupo de budistas que se dedica a protestar contra la opresión que su religión sufre en China. A veces usan algunas imágenes explícitas de violencia en sus carteles anti China, y a menudo se los puede ver meditando en la puerta del Taipei 101.

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Para acabar con mi entrada, diré que el Taipei 101 es un monumento que merece ser visitado tanto por dentro como por fuera. También vale la pena dar una vuelta por sus alrededores, que son muy diferentes del resto de Taipei. Allí hay numerosos centros comerciales y artistas callejeros durante los fines de semana, y el ambiente invita a pasear. Es una zona nueva y cara, y eso se nota. Sus calles anchas están mucho más limpias y cuidadas que las de otros sitios, y ese es uno de los motivos por los que creo que es la mejor área para vivir en Taipei (aunque por desgracia también la más cara). Allí una se puede sentir como si estuviera en una gran ciudad.

martes, 26 de agosto de 2014

Noviembre de 2013: el night market de Lehua

Cuando conocí a mi novio taiwanés, él me abrió las puertas para descubrir muchos sitios de Taiwán sobre los que jamás había oído hablar. Uno de ellos fue el night market de Lehua (樂華夜市 Lehua yeshi), que está cerca de la ciudad de Taipei aunque en realidad pertenece al distrito de Yonghe, que a pesar de su proximidad con Taipei ya forma parte de la New Taipei City.


Si algo he podido comprobar durante los meses que llevo en Taiwán, es que los productos de los night markets cambian muy rápido, así que hay una diferencia grande entre las comidas que encontré la primera vez que fui y las que hay ahora. Por ejemplo, hace meses había un puesto de comida india que parecía bastante popular y que ahora ha desaparecido. Aparte de tener las típicas cosas que todos los night markets venden, como pinchos morunos, tofu apestoso, o tortilla de ostras, Lehua cuenta con varios restaurantes de bistecs, puestos de ropa barata e incluso se venden algunos animales, como conejos o hamsters. Tampoco faltan las tiendas de helados taiwaneses, en las que además de helados también se venden otros postres refrescantes como el touhuaEstas tiendas pueden tener colas considerables en verano, y en invierno venden una especie de sopa gelatinosa y otras cosas calientes para mantener la clientela, aunque los helados también se siguen vendiendo con éxito.

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Una de las tiendas que más me gustan de este night market es una que vende dulces a granel, tanto tradicionales de Taiwán como los caramelos y chucherías de toda la vida. No probé ninguno de los dulces tradicionales porque según me dijo mi novio todos saben fatal. Los hay típicos de Año Nuevo Chino y hasta para bodas.

Este night market suele estar bastante lleno, y es de tamaño mediano. No hay ninguna restricción para que las motos circulen por su carretera y, de hecho, se las puede ver aparcadas en el medio sin que a nadie le moleste. A pesar de esto, me parece mucho menos caótico que otros night markets, y también menos ruidoso.

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Aparte de los restaurantes y los puestos de comida, aquí también se pueden encontrar postres interesantes, como gofres o pasteles de plátano con chocolate. Los más especiales tal vez sean los helados que simulan ser plantas, cuyo aspecto es parecido al del pastel de esta foto:

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En un pequeño puesto, se pueden probar dumplings de lo más variado, incluso rellenos de carne de tiburón. 

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Otro de mis snacks favoritos, común también en los demás night markets, son las patatas dulces, que en realidad no son patatas sino boniatos y de las que ya hablé en un post anterior. Pueden tener varios sabores, incluso chocolate.

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Aunque a simple vista no parezcan nada especial, en Lehua también me enganché a estos bollitos rellenos de una especie de crema de leche muy dulce.

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Y para acabar de hablar sobre comida, mencionaré la última delicia que encontré en Lehua. Se trata de una especie de albóndigas un poco picantes rellenas de langostino, y servidas con verduras. Me hizo gracia que en el puesto en que las compramos fueran lo suficientemente organizados como para dar a la gente plaquitas de plástico con el número de su turno, ya que a nadie le suele importar la buena organización y el orden en un night market.

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En resumen, cuando fui a Lehua pude comprobar que a pesar de no ser tan famoso como Shilin o Raohe, no tiene mucho que envidiarles. ¡Es un night market que vale la pena!

sábado, 23 de agosto de 2014

Un año en Taiwán

No puedo evitar que me caigan las lágrimas al recordar que, de repente, se acaba de cumplir un año desde que llegué a mi nuevo hogar.



A pesar de mi relación de amor y odio con Taiwán y de lo mal que lo pasé al principio de mi intercambio universitario, un año después me resulta dulce echar un vistazo a mis primeras fotos de Taipei, recordar las veces que me perdí en la ciudad sin ser capaz de comunicarme, mis descubrimientos en los supermercados, los intentos desesperados de comprar comida, los malentendidos, el sentirme un bicho raro en medio de mareas de asiáticos… Pero todo puede llegar a parecer tierno si pertenece al pasado.
¿Valió la pena la aventura? Desde luego. En Taiwán tuve mi primera casa, aprendí a valerme por mí misma y a fiarme menos de los demás. A pesar de la soledad y la confusión del principio, ahora puedo decir que ya no estoy viendo documentales sobre el país que más deseo conocer, porque estoy aquí. Formo parte de Taiwán y mi gran sueño se ha hecho realidad.

Taiwán es un país que me regaló experiencias inolvidables y un amor que me marcará para siempre, me enseñó a apreciar todo lo que había dejado atrás en mi tierra natal y que sin  mi familia no soy nada. Sin embargo, para mí la lección más importante ha sido aprender a valerme por mí misma  y darme cuenta de que, si yo quiero, mis deseos se pueden hacer realidad. Porque los límites, por muy frase de película que parezca, me los ponía yo.
Es cierto que a menudo me quejo de vivir aquí, pero aunque no sea un país perfecto, sin duda habrá Taiwán para rato. Por una vez en mi vida, me siento realmente orgullosa de mí misma y capaz de conseguir todo lo que me proponga. Esto solo acaba de empezar… 謝謝台灣!¡Gracias, Taiwán!
日子過得真快!¡El tiempo pasa volando!