lunes, 30 de mayo de 2016

ANUNCIO: NUEVO BLOG

Queridos seguidores:


Creo que las entradas de Taipei Days son demasiado largas y pesadas. No siempre tengo el tiempo y las ganas de escribir, así que he decidido hacerme otro blog mucho más simple, con posts breves y anecdóticos, centrados en pequeños detalles cotidianos. Me he propuesto escribir una entrada corta al menos una vez al día y usar la página como si fuera un pequeño diario de cosas interesantes, sorprendentes, o que simplemente me dio la gana de publicar. Espero que os guste. Podéis echarle un vistazo en este link o buscar vistoentaiwan.wordpress.com. Gracias por leerme y ya de paso, os recuerdo que siempre se agradece la difusión ^^  

PD: Esto no significa el fin de Taipeidays. Solo es una alternativa. 

viernes, 27 de mayo de 2016

23 de abril de 2016: té 24 horas en Maokong

El área de Maokong es popular por su telecabina, el zoo, sus vistas de la ciudad y, especialmente, por sus casas de té. Cuando me propusieron desplazarme allí bien entrada la noche para tomar té la idea no me acababa de convencer, ya que normalmente las cafeterías de Taipei cierran a eso de las diez. Sin embargo, en Maokong las cosas parecen ir del revés: sus conocidas casas de té permanecen abiertas las 24 horas del día los fines de semana, lo que las convierte en una buena opción de ocio. 

Las casas de té de Maokong funcionan de una manera sencilla: lo normal es comprar un paquete entero de té y que y los propios clientes lo preparen con agua y una olla. Puesto que tarda varias horas en terminarse, normalmente es una actividad en grupo, para pasar el rato y charlar en un ambiente relajado y a poder ser con unas buenas vistas. Se acompaña de algunos snacks, sobre todo frutos secos como pipas o pistachos. Esta manera tradicional de tomar té se llama laoren cha  (老人茶) que se traduce como "té de la gente mayor", ya que es popular entre los ancianos. 




Nosotros llegamos a eso de las diez y nos metimos en la primera casa de té que encontramos. Se llama Red Wood Tea House y me pareció agradable: tenía dos pisos, uno de ellos con una terraza amplia y rústica que me hizo sentir como si estuviera en el jardín de mi casa. El único problema para mí fue que estaba completamente vacía. De hecho, a eso de las doce, el dueño cerró el piso de arriba y nos dejó solos en la terraza, y lo único que nos pidió fue que antes de irnos apagáramos la luz. Dejó todos los cacharros que pudiéramos necesitar a nuestra disposición y se marchó. 



De repente nos quedamos solos en el monte y unos ruidos inexplicables empezaron a sucederse hasta el punto de ponerme nerviosa. Por lo demás, fue una velada interesante. Por un lado, la soledad de la noche fue agradable, pero por el otro eché de menos el ambientillo de una casa de té más concurrida. No transcurrió exactamente cómo esperaba, pero la próxima vez confío que podamos probar Yaoyue, la casa de té más famosa de Maokong. De todas maneras, la experiencia en general me pareció una alternativa perfecta al ruido y la falta de espacio de la ciudad, y una buena manera de ponerse al día con los viejos amigos. 

sábado, 21 de mayo de 2016

23 de abril de 2016: en busca de las luciérnagas

Uno de los acontecimientos más especiales durante la primavera en Taiwán es la breve temporada de las luciérnagas, cuya visibilidad aumenta en los meses de abril y mayo. En el norte de Taiwán se pueden encontrar infinitos puntos desde los que admirar a los pequeños insectos, pero nosotros escogimos el lago de Bitan al tratarse del más cercano y accesible, ya que la estación de metro de Xindian está a tan sólo diez minutos caminando. 

Cruzamos el puente de Bitan y caminamos un par de minutillos hasta llegar al monte Hemei (和美山), que estaba lleno de parejas y familias en busca de puntitos verdes. En seguida encontramos un pequeño grupo de luciérnagas dispersas, y aunque fue un momento casi mágico no nos pareció suficiente y seguimos caminando cuesta arriba. Pero al ser cercano a la ciudad, el monte Hemei no tiene tantos bichitos como nos hubiera gustado y pronto abandonamos, ya que parecía que cuanto más arriba llegábamos, menos luciérnagas había. 

No conseguí ninguna foto decente del pequeño espectáculo, así que cogí esta prestada de esta página


Tsai Yingwen: ¿vientos de cambio?

Ya es oficial. Desde ayer, viernes 20 de mayo de 2016, la candidata del Partido Democrático Progresista, Tsai Yingwen, (蔡英文) ha sido proclamada nueva presidenta de Taiwán. Además de ser la primera mujer en el cargo, curiosamente también es la única soltera y que ha sido escogida sin haber sido alcaldesa de Taipei con anterioridad. 

El pasado 16 de enero todos, incluso los que no tenemos derecho al voto, esperamos los resultados de las elecciones con cierta ansiedad, aun sabiendo quién sería el ganador: el Kuomintang (KMT), partido de la oposición, ha dañado seriamente su imagen en los últimos dos años y estaba cantado que sus posibilidades eran mínimas. La expectación tampoco surgió por el mero hecho de que Tsai fuera la primera gobernante femenina en potencia, sino porque los dos partidos políticos mayoritarios de Taiwán se oponen radicalmente en el tema que más ampollas levanta en la isla: la independencia de la República Popular de China. El partido del nuevo gobierno aboga por la independencia mientras que el KMT, que fue fundado en China, busca la unificación. 

De hecho, tras los resultados de las elecciones, la reacción de Pekín no se hizo esperar, ya que la aplastante mayoría del partido pro independencia cayó como una provocación que no sentó nada bien a los chinos. El gobierno chino solo está dispuesto a mantener relaciones pacíficas con las potencias que rechacen la emancipación taiwanesa, y amenaza con atacar Taiwán si se atreve a dar el paso de proclamarse independiente formalmente. Por su parte, Tsai Yingwen ha rechazado aceptar el principio de una única China, pero hasta el momento ha actuado con cautela y aseguró que uno de sus mayores objetivos es mantener el status quo.  

El cambio de gobierno ha sembrado cierta incertidumbre. Por primera vez el Kuomintang, gran aliado chino, ha quedado fuera de juego y el nuevo gobierno tendrá que lidiar con la presión del gigante asiático, que no ve con buenos ojos el mínimo atisbo de defensa de la independencia. Pero además de la prolongación de las relaciones pacíficas con China, algunos esperamos mucho más de la primera presidenta taiwanesa. El tiempo dirá. 

Foto encontrada aquí

lunes, 2 de mayo de 2016

18 de abril de 2016: ¡estamos en guerra!

La seguridad es un tema importante en Taiwán (a menos que se trate de asuntos de carretera), y a los taiwaneses les gusta estar preparados ante posibles amenazas. Por eso, cada año tiene lugar el "wanan" o simulacro de ataque aéreo. 


Su duración es de 30 minutos y tiene una función simple: entrenar a los ciudadanos para actuar en casos de emergencia y testar la rapidez con que son capaces de evacuar las calles. Suena interesante, pero en realidad se trata de una reclusión involuntaria: todo se paraliza. De repente, una ensordecedora sirena empieza a sonar. Las personas que están en la calle deben buscar inmediatamente un espacio cerrado donde refugiarse y no salir de allí, y los edificios deben mantener las puertas y ventanas cerradas. En caso de encontrarse, por ejemplo, tomando el metro en el momento en que empieza el simulacro, los pasajeros tienen derecho a bajarse en su estación, pero deberán permanecer en ella. Por otro lado, las personas que estén conduciendo deben aparcar sus vehículos y buscar un techo inmediatamente (los únicos que pueden estar en la calle son los policías). Todos los negocios son obligados a cerrar sus puertas y, a poder ser, apagar los aparatos eléctricos. En los colegios, los niños guardan silencio a oscuras.

 


Por suerte, solo afecta a las ciudades más pobladas. El 18 de abril se hizo en Taipei, parte de Nuevo Taipei, Keelung, Yilan, Taichung, Hsinchu y Taoyuan. 

Abril de 2016: descubriendo Kaohsiung

Kaohsiung, situada en el sur de Taiwán, está considerada la segunda ciudad más importante de la isla. Para aprovechar el puente de Qingming y del Día del Niño, decidimos pasar tres días allí. En seguida notamos grandes diferencias entre Kaohsiung y Taipei, pero en esta entrada me limitaré a describir los sitios que visitamos y cuáles nos gustaron más. 

Día 1

Pasamos nuestro primer día en el famoso monasterio budista Fo Guang Shan, uno de los más grandes de Taiwán, y terminamos la tarde en el Pier-2 Art Center, un paseo con un toque artístico y buen ambiente. Si la polución lo permite, desde él se puede ver el Tuntex Sky Tower, que fuera el rascacielos más alto de Taiwán hasta la construcción del Taipei 101. 







Día 2

Empezamos el día en el puerto de Kaohsing. En un principio habíamos planeado hacer una pequeña excursión a la isla de Cixing, muy popular entre turistas. Para llegar a ella se puede cruzar un puente en coche o motocicleta o coger un barco durante cinco minutos. Pero cuando llegamos a la estación marítima nos dimos de bruces con una cola de gente kilométrica, así que cambiamos de planes y dimos un paseo por el puerto, que me recordó a mi pueblo natal y por momentos me hizo pensar que de hecho había vuelto allí. Todo era extrañamente familiar: el mar, las vistas, los bancos del paseo, los árboles... 







Antes de llegar al puerto atravesamos una calle que bien podría ser llamada "la calle de los helados". Hacía calor y un ambiente veraniego y alegre, y todo invitaba a refrescarse con un buen bol de hielo de estilo taiwanés. Los había de todos los sabores y de tamaños colosales, pero nosotros nos decantamos por una pequeña tienda acogedora y chic que ofrecía galletitas de diseño con cada helado.  



En las cercanías del paseo se encuentra el consulado británico, construido en el año 1865. Al contrario que el consulado de Tamsui, de estilo muy parecido, el de Kaohsiung es de pago. Para llegar a él es necesario atravesar un pequeño museo y subir unas escaleras hasta una colina con vistas de la ciudad. El edificio principal, transformado actualmente en una cafetería, fue diseñado por arquitectos británicos y edificado por arquitectos chinos con materiales traídos desde la ciudad china de Xiamen.








Para completar el día, decidimos dar un paseo en el conocido Love River o Aihe (愛河), que nos decepcionó completamente a los dos. Es popular entre las parejas por su paisaje nocturno, y esperábamos un sitio con cierto ambiente, algunas cafeterías, y unas bonitas vistas. No había nada de eso, pasamos un par de minutos allí y nos fuimos por donde habíamos venido. 



Terminamos la noche en el night market de Ruifeng (瑞風) que fue la segunda decepción del día. Se convirtió en la peor experiencia de night market que jamás había tenido: la gente se daba empujones para hacerse un hueco entre la multitud, solo se veían cabezas, y además la comida era ordinaria. Salimos de allí tan rápido como pudimos. 





Día 3

En nuestro último día en Kaohsiung decidimos tomarnos las cosas con calma y pasamos las horas en el Lotus Lake o Lago de Loto, un espacio con un pequeño conjunto de templos y pagodas de diseño curioso. Está un poco alejado del centro de la ciudad, así que nos metimos en un pequeño autobús para turistas con guía incluido. Aunque no lo sabíamos, en realidad nos estábamos adentrando en una de las zonas más antiguas de Kaohsiung, una antigua ciudad amurallada conocida como Zuoying.






Hoy en día ha perdido gran parte de su encanto, pero todavía se conserva parte de su antigua muralla, edificada en 1826 y considerada una especie de reliquia, ya que en general las murallas defensivas son una rareza en Taiwán. Se compone de cuatro puertas, y el autobús nos dejó justo delante de la Puerta Norte. A unos metros de la parada, un diminuto y antiguo templo que parecía abandonado llamó mi atención. Me pareció que hacía un conjunto curioso con la muralla: los dos son dos pequeñas antigüedades en medio de la fealdad de los edificios modernos.






Continuamos nuestra excursión en las pagodas y pabellones del Lago de Loto. Todos son de construcción reciente, y los tres más famosos son las pagodas del Tigre y del Dragón (龍虎搭, Longhu da), los pabellones de Primavera y Otoño (春秋閣, Chunqiuge), y el pabellón de Beiji (北極亭, Beiji ting). Empezamos por las pagodas del Tigre y el Dragón, que son dos torres (la torre del dragón y la torre del tigre) a las que se accede de una manera muy original: se entra por la boca de un dragón y se sale por la de un tigre. Me pareció un espacio perfecto para niños. 









El Pabellón de Primavera y Otoño es muy parecido a las pagodas. En su entrada hay un pequeño estanque con muchas tortugas, símbolo de la longevidad en la cultura china. Entre otros, parecía estar dedicado a Guanying, la diosa budista de la misericordia, que aparece representada en una enorme figura detrás del estanque, junto a un dragón.  






Pero para mí la estatua más imponente es la del dios Xuan Wu, considerado uno de los más poderosos dentro del panteón taoísta. Se encuentra en el Pabellón de Beiji y vista desde lejos parece formar parte del lago. El Pabellón es vulgar y corriente, pero me escandalizó observar que tenía un mini parque de atracciones para niños. 



Me fui del Lago de Loto con las ideas desordenadas: por un lado, el conjunto de edificios me parecían originales y por el otro un espectáculo grotesco y de mal gusto. Durante toda mi visita, me sentí como si estuviera en un parque de atracciones, y no me faltaba razón, ya que en una guía sobre Kaohsiung en inglés que encontré de casualidad clasificaban el Lago de Loto como "theme park".





Terminamos nuestro viaje en el Dream Mall, el centro comercial más grande de Taiwán. Pare llegar a él fue necesario coger un pequeño shuttle bus, sin embargo estaba a tan solo cinco minutos de la estación de metro. No es lo suficientemente grande para impresionarme, pero fue una buena manera de pasar el rato y descansar. Entre otras cosas, tenía un pequeño parque de atracciones con montaña rusa en su último piso. 






Nos despedimos de Kaohsiung agotados por el cansancio y el calor, y yo me sentía aliviada de volver a Taipei para descansar. Kaohsiung me impactó por ser radicalmente diferente de Taipei, pero eso no tiene cabida aquí, así que lo trataré en una entrada futura.