lunes, 2 de mayo de 2016

Abril de 2016: descubriendo Kaohsiung

Kaohsiung, situada en el sur de Taiwán, está considerada la segunda ciudad más importante de la isla. Para aprovechar el puente de Qingming y del Día del Niño, decidimos pasar tres días allí. En seguida notamos grandes diferencias entre Kaohsiung y Taipei, pero en esta entrada me limitaré a describir los sitios que visitamos y cuáles nos gustaron más. 

Día 1

Pasamos nuestro primer día en el famoso monasterio budista Fo Guang Shan, uno de los más grandes de Taiwán, y terminamos la tarde en el Pier-2 Art Center, un paseo con un toque artístico y buen ambiente. Si la polución lo permite, desde él se puede ver el Tuntex Sky Tower, que fuera el rascacielos más alto de Taiwán hasta la construcción del Taipei 101. 







Día 2

Empezamos el día en el puerto de Kaohsing. En un principio habíamos planeado hacer una pequeña excursión a la isla de Cixing, muy popular entre turistas. Para llegar a ella se puede cruzar un puente en coche o motocicleta o coger un barco durante cinco minutos. Pero cuando llegamos a la estación marítima nos dimos de bruces con una cola de gente kilométrica, así que cambiamos de planes y dimos un paseo por el puerto, que me recordó a mi pueblo natal y por momentos me hizo pensar que de hecho había vuelto allí. Todo era extrañamente familiar: el mar, las vistas, los bancos del paseo, los árboles... 







Antes de llegar al puerto atravesamos una calle que bien podría ser llamada "la calle de los helados". Hacía calor y un ambiente veraniego y alegre, y todo invitaba a refrescarse con un buen bol de hielo de estilo taiwanés. Los había de todos los sabores y de tamaños colosales, pero nosotros nos decantamos por una pequeña tienda acogedora y chic que ofrecía galletitas de diseño con cada helado.  



En las cercanías del paseo se encuentra el consulado británico, construido en el año 1865. Al contrario que el consulado de Tamsui, de estilo muy parecido, el de Kaohsiung es de pago. Para llegar a él es necesario atravesar un pequeño museo y subir unas escaleras hasta una colina con vistas de la ciudad. El edificio principal, transformado actualmente en una cafetería, fue diseñado por arquitectos británicos y edificado por arquitectos chinos con materiales traídos desde la ciudad china de Xiamen.








Para completar el día, decidimos dar un paseo en el conocido Love River o Aihe (愛河), que nos decepcionó completamente a los dos. Es popular entre las parejas por su paisaje nocturno, y esperábamos un sitio con cierto ambiente, algunas cafeterías, y unas bonitas vistas. No había nada de eso, pasamos un par de minutos allí y nos fuimos por donde habíamos venido. 



Terminamos la noche en el night market de Ruifeng (瑞風) que fue la segunda decepción del día. Se convirtió en la peor experiencia de night market que jamás había tenido: la gente se daba empujones para hacerse un hueco entre la multitud, solo se veían cabezas, y además la comida era ordinaria. Salimos de allí tan rápido como pudimos. 





Día 3

En nuestro último día en Kaohsiung decidimos tomarnos las cosas con calma y pasamos las horas en el Lotus Lake o Lago de Loto, un espacio con un pequeño conjunto de templos y pagodas de diseño curioso. Está un poco alejado del centro de la ciudad, así que nos metimos en un pequeño autobús para turistas con guía incluido. Aunque no lo sabíamos, en realidad nos estábamos adentrando en una de las zonas más antiguas de Kaohsiung, una antigua ciudad amurallada conocida como Zuoying.






Hoy en día ha perdido gran parte de su encanto, pero todavía se conserva parte de su antigua muralla, edificada en 1826 y considerada una especie de reliquia, ya que en general las murallas defensivas son una rareza en Taiwán. Se compone de cuatro puertas, y el autobús nos dejó justo delante de la Puerta Norte. A unos metros de la parada, un diminuto y antiguo templo que parecía abandonado llamó mi atención. Me pareció que hacía un conjunto curioso con la muralla: los dos son dos pequeñas antigüedades en medio de la fealdad de los edificios modernos.






Continuamos nuestra excursión en las pagodas y pabellones del Lago de Loto. Todos son de construcción reciente, y los tres más famosos son las pagodas del Tigre y del Dragón (龍虎搭, Longhu da), los pabellones de Primavera y Otoño (春秋閣, Chunqiuge), y el pabellón de Beiji (北極亭, Beiji ting). Empezamos por las pagodas del Tigre y el Dragón, que son dos torres (la torre del dragón y la torre del tigre) a las que se accede de una manera muy original: se entra por la boca de un dragón y se sale por la de un tigre. Me pareció un espacio perfecto para niños. 









El Pabellón de Primavera y Otoño es muy parecido a las pagodas. En su entrada hay un pequeño estanque con muchas tortugas, símbolo de la longevidad en la cultura china. Entre otros, parecía estar dedicado a Guanying, la diosa budista de la misericordia, que aparece representada en una enorme figura detrás del estanque, junto a un dragón.  






Pero para mí la estatua más imponente es la del dios Xuan Wu, considerado uno de los más poderosos dentro del panteón taoísta. Se encuentra en el Pabellón de Beiji y vista desde lejos parece formar parte del lago. El Pabellón es vulgar y corriente, pero me escandalizó observar que tenía un mini parque de atracciones para niños. 



Me fui del Lago de Loto con las ideas desordenadas: por un lado, el conjunto de edificios me parecían originales y por el otro un espectáculo grotesco y de mal gusto. Durante toda mi visita, me sentí como si estuviera en un parque de atracciones, y no me faltaba razón, ya que en una guía sobre Kaohsiung en inglés que encontré de casualidad clasificaban el Lago de Loto como "theme park".





Terminamos nuestro viaje en el Dream Mall, el centro comercial más grande de Taiwán. Pare llegar a él fue necesario coger un pequeño shuttle bus, sin embargo estaba a tan solo cinco minutos de la estación de metro. No es lo suficientemente grande para impresionarme, pero fue una buena manera de pasar el rato y descansar. Entre otras cosas, tenía un pequeño parque de atracciones con montaña rusa en su último piso. 






Nos despedimos de Kaohsiung agotados por el cansancio y el calor, y yo me sentía aliviada de volver a Taipei para descansar. Kaohsiung me impactó por ser radicalmente diferente de Taipei, pero eso no tiene cabida aquí, así que lo trataré en una entrada futura.


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