viernes, 10 de julio de 2015

Las vacaciones de tifón

Las vacaciones de tifón o taifeng jia (颱風假), son un fenómeno común en los meses de verano, en los que Taiwán se ve amenazada por tifones con frecuencia. Tanto así que a veces vienen uno detrás de otro, o incluso al mismo tiempo. 

Cuando llega la noticia de la proximidad de un tifón, los taiwaneses leen los periódicos y miran el telediario expectantes, ya que si el tifón es peligroso se podría dar la alarma y cancelar las clases en las escuelas, así como cerrar muchas tiendas. En otras palabras, muchas personas no necesitan ir a trabajar porque salir de casa podría ser arriesgado. 

Foto encontrada aquí 


En mi experiencia, estos tifones sólo son un poco de viento y lluvia, ambos elementos que no son raros en la isla. Pero a veces, si son grandes, pueden tener consecuencias catastróficas, como por ejemplo inundaciones. Un buen ejemplo de esto es el tifón Morakot, que acabó con la vida de 439 personas. Además, por culpa de los tifones es común que se cancelen vuelos en Taiwán, como fue mi caso la primera vez que aterricé en la isla. 

Yo esperaba con ilusión mis vacaciones de tifón, sin embargo cuando las tuve no las disfruté como esperaba. El tiempo era demasiado malo para salir de casa, y me tuve que encerrar las 24 horas del día. En estas "vacaciones", sitios como centros comerciales, KTVs y cines se llenan de gente. Nosotros sólo nos preparamos comprando algo de comida congelada y moviendo la ropa del balcón de sitio para que no se la llevase el viento.  

Los tifones son fenómenos realmente impredecibles, de modo que lo mejor que se puede hacer cuando hay alguno es permanecer en un sitio seguro.

Anécdotas de mis dos primeros confusos meses en Taiwán

Antes de mi llegada a Taiwán viví una época llena de ilusión y altas expectativas, y esperaba que mis primeros días en Taipei fueran los más felices de mi vida. Sin embargo, mis dos primeros meses en Taiwán resultaron ser muy frustrantes, agotadores y solitarios. Había idealizado demasiado el país y cometí el error de creer que todo sería fácil, pero cada pequeña cosa de la vida diaria se convirtió en un desafío para mí, ya que se me ocurrió la genial idea de lanzarme a esta aventura totalmente sola. Por suerte, mi vida dio un giro de 180 grados cuando conocí a mi novio taiwanés, que se convirtió en mi salvador. Pero, ¿cómo era todo antes? Las pequeñas anécdotas que he recogido en esta entrada son pruebas de lo torpe que fui en los comienzos de mi nueva vida en Asia.  


En la ciudad

Por alguna extraña razón, antes de mudarme a Taipei pensaba que tendría muchos templos impresionantes en cada esquina, y también estanques con flores de nenúfar. Me imaginaba una especie de paraíso de estilo chino que poco tiene que ver con la realidad. De hecho, la primera vez que di un paseo por las zonas urbanas de Taipei, pensé que me había perdido en un barrio marginal. 





Durante los tres primeros cuatro días me sentía muy incómoda y diferente en la ciudad. Aunque en general pasaba desapercibida, me sentía muy torpe y fuera de lugar en todos los sitios y por momentos deseaba tener un aspecto asiático para sentirme como una más. Tampoco me atrevía a chapurrear las pocas palabras que sabía decir en chino, ya que los taiwaneses son gente extremadamente impaciente. 


 

Además, por aquel entonces no conocía ningún periódico en inglés sobre Taiwán y estaba aislada en lo que a actualidad taiwanesa se refiere. Así las cosas, un domingo salí de casa para comprar mi comida y me di de bruces con un viento que casi me lleva volando. La mayoría de los comercios estaban cerrados y apenas había gente por la calle, aunque tuve la suerte de encontrar algún restaurante abierto. Al día siguiente me enteré de que Taipei estaba en alerta roja por la llegada de un tifón peligroso. Pero en mi ignorancia salí de casa tatranquila. 




De compras 

Después de mudarme a mi nuevo hogar, cada día se hacía más evidente que necesitaba comprar un mini colchón para poner por encima del que ya tenía mi cama. Este tipo de colchones son muy comunes en Taiwán y se utilizan porque los colchones taiwaneses tradicionales se fabrican de una manera diferente a la occidental y son muy duros, tanto que pueden impedir que concilies el sueño. Intenté sobrevivir sin el colchón porque no sabía cómo comprarlo, hasta que llegó un día en que me cansé de estar agotada y no rendir en clase, así que me armé de valor, busqué cómo escribir en chino las palabras "servicio a domicilio" en Internet, las escribí como pude, y me dirigí al Carrefour más cercano. Allí encontré una amplia gama de mini colchones, cuyo precio estaba entre los 60 y 100 euros, y cuando escogí el mío busqué algún dependiente que hablase inglés. Finalmente, me dijeron que si quería pedir el servicio a domicilio lo tenía que hacer en la caja, pero tuve la mala suerte de que la cajera no me entendiese (y mi papelito en chino resultó inútil también). Estaba desesperada intentando comunicarme, hasta que apareció una persona que al parecer tampoco hablaba inglés, pero pudo entender lo que quería. Casi sin dirigirme la palabra o darme explicaciones, me pidió un documento que me identificase y me preparó una tarjeta de miembro del Carrefour, ya que esta era la única manera de conseguir el servicio a domicilio. Me sentí tan orgullosa de haber conseguido mi colchón, que aún conservo el recibo. 


Por otro lado, antes de venir a Taiwán me aprendí los números en chino porque pensaba que en las tiendas los precios estarían escritos con caracteres en vez de números árabes. Para mi sorpresa, los números chinos casi no se usan en Taiwán y pude comprar lo que necesitaba sabiendo su precio. 





Buscando sitios 

Me perdía para volver a casa desde mi escuela casi a diario, pero el caso más extremo fue en mi cuarto día en Taipei, cuando me perdí durante cuatro horas y llegué a sitios alejados del centro de la ciudad en los que ni siquiera había metro. Al final conseguí volver a mi hotel en el primer autobús que vi. Fue una de las situaciones más cansadas y frustrantes que viví en Taiwán. 




En los restaurantes 

Para comer, mi única opción era señalar con el dedo las comidas que me apetecían. Antes de entrar en cualquier restaurante me aseguraba de que su menú tenía algunas fotos o estaba traducido al inglés, aunque lo que más frecuentaba eran restaurantes de lunch box, en los que la comida está en una vitrina a la vista de los clientes. 




Por otro lado, mi horario de comidas estaba desfasado. Por más que buscaba, no encontraba restaurantes que me permitieran comer a la hora española, y daba vueltas buscando uno que se adaptase a mis horarios cada día durante más de una hora. 


Buscando piso 

Me las vi y deseé para encontrar piso mientras malgasté mi dinero durante dos semanas en el hotel más barato de Taipei. Perdí dos oportunidades de mudarme hasta que finalmente encontré mi hogar. Podéis leer la historia completa aquí. 




En la escuela 

No fui a una de mis clases en la universidad porque no sabía dónde estaba el aula. Por estúpido que suene, sucedió así: en mi primer día de clase fui al campus y busqué la clase, pregunté a gente, y nadie tenía ni idea de donde estaba. Me sentí muy patética y derrotada después de más de media hora buscando y finalmente me fui a casa. Un mes y pico más tarde descubrí que el aula que buscaba no se encontraba en el edificio principal del campus, sino en el departamento de música. ¡Con razón nadie la encontraba! 



En mi casa 

Pensaba que las ventanas no se podían abrir. La mayoría de ventanas de las casas taiwanesas tienen unas rendijas para bloquear los mosquitos, y eso me hizo pensar que nunca podría abrirlas del todo. Meses después, mi novio taiwanés me demostró que las ventanas sí se podían abrir y que además era muy fácil hacerlo. 




No sabía cómo poner la lavadora. Antes de encontrar piso me alojé en un hotel durante dos semanas, y una de las cosas que necesitaba urgentemente era lavar mi ropa, ya que me estaba quedando sin prendas limpias. El día que me mudé una de las cosas que más feliz me hizo fue la lavadora, sin embargo cuando la quise usar me llevé un chasco: ¡estaba en chino! Por suerte, al día siguiente mis caseros me enseñaron cómo utilizarla.




Por último, en Taiwán una de las cosas que nunca se deben hacer es beber agua del grifo. Sabía esto cuando me mudé, pero como mi grifo estaba conectado a un filtro de agua supuse que todo el agua que salía de él era potable. Craso error. Tenía que activarlo primero. Durante más de un mes bebí agua de una potabilidad dudosa... ¡y tuve la suerte de no ponerme enferma! 

¿Es el chino mandarín el idioma real de Taiwán?

A pesar de mis escasos conocimientos de historia taiwanesa, siempre ha habido una pieza del rompecabezas que no encajaba en mi esquema mental: si los primeros chinos que poblaron Taiwán procedían del sur China, ¿por qué en Taiwán se habla chino mandarín? Como bien es sabido, China es un país enorme en el que coexisten muchas lenguas, y el mandarín se habla, mayoritariamente, en el norte del país.


Foto de http://www.chinalanguage.com/


Para entender la historia del chino mandarín en Taiwán tal vez sería necesario mirar hacia atrás en la historia de la isla, pero creo que es suficiente aclarar que los primeros inmigrantes chinos de Taiwán empezaron a llegar en el siglo XIV de la provincia sureña de Fujian, en la que se hablaba el dialecto min o taiwanés, que probablemente fuese el idioma más hablado en Taiwán hasta el fin de la época de Ocupación Japonesa de Taiwán entre 1895 y 1945 (dejando las lenguas aborígenes y el japonés a un lado). 

Todo esto cambió cuando en 1945 Japón renunció a Taiwán y el Guomingtan (KMT), un partido nacionalista chino que había sido derrotado en la Guerra Civil china por los comunistas, se impuso en la isla liderado por el famoso dictador Chiang Kai Shek. Desde este momento, miles de chinos que habían luchado en el bando del KMT empezaron a emigrar a Taiwán, y tras la toma de poder del KMT se impuso una ley marcial. Con ella, se inició una fuerte campaña para relegar al taiwanés a un segundo lugar e imponer el chino
mandarín. 

Este vídeo en mandarín explica todo lo que acabo de escribir de una manera muy entretenida y dinámica. 

   




Estatus actual del taiwanés

En la actualidad, el taiwanés sigue siendo una lengua ampliamente hablada en la isla, especialmente en la parte sur. Sin embargo, la mayoría de sus hablantes son personas mayores, y existe una radical ruptura generacional, ya que el taiwanés se está perdiendo de manera que mucha gente joven no sabe hablarlo. Según dicen, existen casos en que la comunicación entre abuelos y nietos es imposible, ya que algunos abuelos no saben hablar en mandarín mientras que los nietos no saben hablar en taiwanés (aunque yo desconfío que esto no sea más que una leyenda urbana, ya que jamás he conocido a una sola persona que no sepa hablar mandarín en Taiwán). Lo más probable es que en realidad las generaciones de personas más mayores se nieguen a hablar en mandarín. 

La situación recuerda a la del gallego y el castellano: al igual que el gallego, el taiwanés fue prácticamente prohibido y se convirtió, poco a poco, en una lengua vulgar y anticuada para muchos. El mandarín acapara todo lo relacionado con la cultura, así como la prensa, la televisión, etc. Con contadísimas excepciones (como la de la serie de marionetas taiwanesa Pili), parece que el taiwanés se ha convertido, simplemente, en una lengua hablada. Sin ir más lejos, en las escuelas no es más que una asignatura optativa y ni siquiera está reconocida como lengua oficial en Taiwán. Irónico, ¿verdad? El taiwanés no está reconocido como lengua oficial mientras que el chino mandarín sí lo está.  

Ante la pregunta de si existe en Taiwán algún periódico o canal de televisión en taiwanés, mi novio contestó: "¿¡Qué!? Cómo podría ser posible eso? Los taiwaneses no estamos acostumbrados a ello. El taiwanés sólo es hablado por gente mayor, y escribir en taiwanés es demasiado complicado para nosotros". (A excepción de algunos caracteres, el taiwanés se puede escribir con caracteres chinos leídos de una manera diferente). Curiosamente, sí existen algunos anuncios publicitarios en taiwanés, como por ejemplo este.

 



En conclusión, el mandarín es una lengua relativamente nueva en Taiwán y fue impuesta por el KMT, que insistió en la idea de que Taiwán y China eran dos Chinas que se unificarían cuando la China de Mao abandonase el comunismo. Querían hacer creer a los taiwaneses que eran chinos, y uno de los pasos para lograrlo fue imponer su propia lengua y eliminar todo rastro de las lenguas ya existentes en Taiwán. 

domingo, 5 de julio de 2015

Ocho cosas que hacen única a Taiwán en verano

Todos los que hemos pasado un verano en Taiwán sabemos lo que eso significa: salir de casa y dejar la comodidad del aire acondicionado es casi un acto de valentía. El calor no da tregua, ¡nunca! Pero aparte de las altas temperaturas, estas son otras pequeñas cosas que en mi opinión hacen de Taiwán un lugar especial en verano:

Los helados de mango y el té helado 

Adictivos e imprescindibles en el kit de supervivencia de verano. 





Aire acondicionado a tope 

Todo establecimiento taiwanés que se precie tiene aire acondicionado y ventiladores puestos en verano (o incluso todo el año), lo que lleva a cambios constantes de temperatura que pueden hacer que muchos estemos siempre acatarrados (como es mi caso). 





Los cantos de las cigarras 

Este es uno de mis sonidos favoritos cuando salgo de la ciudad. Si de pequeños (y no tan pequeños) os gustaban los dibujos animados japoneses, las cigarras os traerán gratos recuerdos.




Las duchas inútiles

Es lo que tiene vivir en un país de clima húmedo subtropical. Ducharse es frustrante por momentos, ya que a los cinco minutos de terminar lo más probable es que es que te hayas cubierto de sudor otra vez. Con el tiempo, he ido perfeccionando técnicas para evitar esta situación, tales como vestirme al lado del ventilador. 






Las señoras ninja

Las bauticé de esta manera porque tapan su cuerpo de una manera tan exagerada que me recuerdan a los ninjas. Estas señoras suelen pasar de los cincuenta y tienen un enemigo común: el sol. Para protegerse de él, se ponen gafas de sol, mascarillas que cubren casi la totalidad de su cara (y a poder ser, también el cuello), gorros lo más grandes y hortera posibles, guantes, chaquetas (o guantes para los brazos, que sí, ¡existen!) y pantalones largos. ¿Supongo que nunca se les ha ocurrido usar crema solar e ir más frescas? Algunas variantes menos comunes son señores con sombreros sombrilla o señoras que van en bici mientras sujetan un paraguas para protegerse del sol. 


Foto de http://thomaspickard.photoshelter.com/

Foto encontrada aquí



Las tormentas del mediodía 

Es matemático: en verano, a eso de las dos o tres de la tarde empezará a caer un diluvio universal acompañado de tormenta. Aunque todo depende de la suerte, en ocasiones puede hacer tormenta todos los días de la semana, entre las dos y cuatro de la tarde. Los que no somos demasiado storm friendly sufrimos con este tiempo, pero los taiwaneses no se inmutan ni aunque parezca que se va a acabar el mundo. 




Las vacaciones de tifón

Es común que Taiwán se vea afectada por tifones durante casi todo el verano. Algunos pueden ser más peligrosos que otros y si realmente se considera que podrían causar daños importantes se cierran las escuelas y la mayoría de comercios por seguridad de modo que los taiwaneses no necesitan ir a trabajar. 





Las cucarachas

Estos animales están presentes todo el año pero se multiplican en verano y cuando empieza a hacer calor las calles están infestadas de ellas. Además en verano son más grandes y pueden volar. Se pueden encontrar en los rincones menos esperados. Es terrorífico. 




Estas pequeñas cosas tal vez parezcan tonterías (y de hecho lo son) pero forman parte de las observaciones de mi día a día en Taiwán y espero que mediante esta entrada sea capaz, de alguna manera, de transmitir algunos pequeños detalles que hacen a la isla diferente.