viernes, 17 de noviembre de 2017

17 de noviembre de 2017: Pensamientos

'Eveything works in circles'. Lo dijo Darby Crash, el cantante de The Germs, y para mí es una realidad. Por mucho que me esfuerce, parece que estoy condenada a volver a la misma situación una y otra vez.

Este último mes hubo demasiados cambios bruscos en mi vida. No me refiero a la universidad, sino a muchas otras cosas con las que no contaba. En tan solo unas semanas, he dejado a mi pareja de cuatro años para irme a vivir a un antro infecto de cucarachas que se lleva más de la mitad del dinero que hago en un mes. Me sentía fuerte e independiente. Creí que estar sola, sin que nadie me molestase, me haría muy feliz: nada de aguantar las tonterías de los demás. Ahora no entiendo cómo fui tan tonta. Abandoné un sitio aislado para vivir en pleno centro de Taipei y así estar cerca de mis compañeros de universidad. Mi antigua casa me aislaba demasiado de mis nuevos amigos y me parecía injusto que ellos hicieran cosas divertidas mientras yo me tenía que contentar con ver las fotos en Facebook. Pero lo cierto es que ahora me siento más aislada que nunca.

Aunque siempre esté agotada de ir a clase seis horas diarias y trabajar después, nunca me apetece ir a casa. Tras casi un mes sola en Taipei, me siento tan indefensa que volver me pone ansiosa. A medida que me voy acercando al portal, mi corazón empieza a latir fuerte, a veces tiemblo. Una vez dentro, compruebo obsesivamente que no hay ninguna cucaracha merodeando y empiezo a hacer deberes para pasar la noche entretenida. Los deberes, trabajos y exámenes son mi salvación. Por lo demás, el resto del tiempo solo me agobio recordando viejos tiempos. Querría volver atrás y quedarme para siempre en mi vieja casa de las montañas, y hacer que esta nueva vida se convirtiera en una simple anécdota. Paso las horas agobiada, estresada, con una tristeza profunda que no comparto con nadie, porque la gente es incapaz de ponerse en mi lugar y entender la ansiedad que produce verse sola en el extranjero, muy lejos de la familia, sin dinero y un alquiler y matrícula de universidad de escándalo. No tengo más que obligaciones, gastos, estrés y  soledad. De repente, he vuelto a mi primer mes en Taipei. La motivación para seguir se merma cada día, y aparte de la pasión por mi carrera, nada me anima ya a estar aquí.


2 comentarios:

  1. Lo único que se me ocurre es mandarte un abrazo muy fuerte desde aquí. Yo no vivo en un país extranjero, pero estoy a más de 1000 km de mi familia y amigos, y también me siento sola a menudo. Todo pasa por algún motivo, si rompiste con tu pareja es que era lo mejor para ti, y cambiar una rutina de cuatro años es duro, pero al final valdrá la pena.

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    1. Muchas gracias. Sé que tienes razón, pero han sido muchos cambios. Me está costando. Es como si me arrancasen una pierna.

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