lunes, 26 de enero de 2015

14 de febrero de 2014: el Festival de las Linternas de Pingxi

Pingxi (平溪) es un distrito situado en las afueras de New Taipei Taipei conocido por su Festival de las Linternas (平溪天燈節 Pingxi tiandeng jie), que atrae a cientos de personas cada año desde 1999. El festival dura varios días, pero como está un poco alejado del centro de Taipei solo tuve oportunidad de ir en el último. No me lo quería perder por nada del mundo, y ni la lluvia ni la distancia impidieron que mi novio y yo fuéramos hasta la estación de metro del zoo de Taipei para coger un bus directo a Pingxi. Había buses especiales para llegar, y gente controlando cuántas personas entraban en los autobuses y recogiendo el dinero del billete de autobús en unas urnas, que se pagaba antes de entrar en una cola. 

El trayecto fue un poco largo, ya que Pingxi se encuentra en una zona montañosa. La lluvia no nos dio ninguna tregua y cuando llegamos, a eso de las seis de la tarde, ya era de noche y la calle principal de Pingxi estaba abarrotada de gente. Aunque nos apetecía ir a dar una vuelta y tomar algo de comer, no nos quisimos aventurar entre semejante multitud y nos limitamos a buscar un sitio donde pudiéramos comprar una linterna. 

Las tiendas estaban llenas, pero tras pagar unos cuatro o cinco euros por nuestra linterna conseguimos una esquinita en la que escribir nuestros deseos, como es la tradición. Para mi sorpresa, nos dieron un pincel y tinta negra para escribirlos, y fue un poco difícil para mí (no solo por mi torpeza usando el pincel, sino porque además quise escribir en chino). 





Las linternas están hechas de papel y se pueden comprar de varios colores. Cada uno simboliza una cosa distinta: el naranja la riqueza, el rojo las celebraciones, el blanco la salud y el rosa el amor y la amistad. En el pasado, estas linternas se usaban cuando los pueblos eran atacados por bandidos, ya que la gente se escondía por miedo a los ataques. Cuando las aldeas quedaban limpias de delincuentes, se lanzaban linternas al aire para que los "refugiados" supieran que podían volver a sus casas. 



Tras escribir nuestros deseos cada uno, nos dirigimos a la entrada del festival, y nos extrañó que no hubiera nadie que llevase sus linternas como nosotros. Pronto supimos el motivo: está prohibida la entrada con linternas. Si quieres participar en el festival, tienes que hacer una reserva  y pagar. Muy decepcionados, dimos la vuelta y lanzamos nuestra linterna en las calles de Pingxi, con la ayuda del vendedor que nos la vendió. 





Cuando cruzamos la entrada del festival tuvimos que "pelearnos" con montones de gente para conseguir llegar a las linternas. Había un palco con varios shows que no pudimos ver, ya que solo veíamos gente y paraguas y teníamos una movilidad muy reducida. Por suerte, las linternas se lanzan en varias tandas, y con mucha paciencia entre paraguazo y paraguazo pudimos ver cómo cientos de linternas volaban hacia el cielo. Una de las más grandes tenía forma de corazón, y otra la cara de un oso panda, que el año pasado estaban muy de moda en Taiwán. Si consigues ver algo, puede ser una experiencia realmente emocionante. 








Cuando decidimos volver a casa, cansados del frío, la lluvia, y los paraguas en nuestras caras, pudimos volver a ver las linternas desde otra perspectiva. Estábamos más lejos, pero las vistas eran mejores porque no había gente que nos las tapara. La vuelta no fue mucho más amena que la ida: cuando quisimos subir al autobús nos encontramos con una cola interminable que tuvimos que hacer con mucha paciencia.  


Conclusión: siento lo que en inglés llaman mixed feelings por el Festival de las Linternas de Pingxi. ¿Vale la pena ir a verlo? No lo tengo muy claro, especialmente si llueve. Ver cientos de linternas volar al mismo tiempo es espectacular, pero durante el 90% del tiempo lo único que se pueden ver son cabezas y paraguas. Además, el hecho de no poder participar directamente hizo que me sintiera muy decepcionada. 

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