Tras haber visitado la montaña de Yangminshan para ver sus flores de cerezo, nos pusimos en una zona cercana a Tamsui con el mismo propósito. Esta vez había sido yo quien descubrió el sitio, gracias a unas fotos de Flickr. Se trataba del templo de Tianyuan (天元宮, Tianyuan gong), que me atrajo en cuanto lo vi por su parecido con el famoso Templo del Cielo de Pekín.
Cuando llegamos a la estación de metro de Tamsui me sorprendí al descubrir que aunque mi novio jamás había oído hablar de él, el templo de Tianyuan no era el tesoro escondido que yo me esperaba. Había varios autobuses para llegar a él desde la estación, y colas de gente para subirse a ellos. Por suerte eran abundantes y las colas se movían rápido.
Quisimos visitarlo todo con calma hasta llegar a la parte trasera, donde estaban los cerezos. Lo primero que vimos al llegar fue la puerta del templo y una fuente de dragones, que aunque no era realmente especial me pareció fotogénica.
 |
Detalle de un dragón en la puerta del templo |
Me sentí lo suficientemente cómoda para sacar todas las fotos que quise, ya que la mayoría de la gente estaba en la parte trasera del templo y no entorpecía los rezos de los demás con mi cámara.
 |
Altar de la diosa Guanyin |
 |
Ofrendas de dinero que se queman para los dioses o los antepasados |
 |
Palitos con números de la fortuna |
Al terminar mi pequeña exploración nos dirigimos a la parte trasera del templo, en la que había mucha más gente. Todos se estaban sacando fotos con los cerezos, aunque para mí no eran una cosa espectacular sino más bien un pequeño complemento del edificio. La mejor manera de ver las flores es desde alguno de sus balcones, en los que también se pueden apreciar unas bonitas vistas. Los árboles del Tien Yuan proceden, obviamente, de Japón, y el nombre de su variedad es yoshino. Llegaron a Taiwán a principios del siglo XX, durante la ocupación japonesa de la isla.
 |
Vista de la parte delantera del templo |
 |
Vista desde el último piso del templo |
Dentro del edificio no hay nada realmente especial, simplemente los típicos altares llenos de dioses imposibles de identificar (¡en serio! lo he intentado, pero son muchos y demasiado parecidos). Una de las cosas que llamaron mi atención fueron los colores de las paredes y el techo, que eran blancos y dorados.
 |
Este altar me intrigó por sus figuras blancas y doradas |
 |
Techo del último piso |
Después de hartarnos de hacer fotos del templo y los cerezos, cogimos el bus de vuelta a la civilización y terminamos el día en Tamsui, donde dimos un paseo y disfrutamos de su famosa puesta de sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario