jueves, 28 de mayo de 2015

Febrero de 2015: vuelta a casa

Aunque aparentemente no tenga nada que ver con Taiwán, volver a mi pueblo natal es una sensación tan especial que no me puedo resistir a compartirla en mi blog. Los que viváis en otro continente seguramente sabréis a qué me refiero. Una no puede evitar sentir muchas cosas especiales al volver al lugar en el que es querida. No hay sensación más mágica que volver al lugar en que una nació.





Cuando abandonas la cultura en la que creciste y te emerges en otra diferente, no puedes sino darte cuenta de lo maravilloso e interesante que es lo propio. Cada vez que vuelvo todo me parece perfecto, aunque desearía que permaneciera intacto desde la última vez que me fui. Pero siempre hay cosas y personas que ya no están. Desearía que algún día fuese capaz de compartir el aluvión de sentimientos que se apoderan de mí a cada vuelta. Volver a ver el paisaje que has visto desde que naciste y que te parezca nuevo es una sensación indescriptible. 



Esta vez tuvimos la suerte de que nos coincidiera en carnaval, y de esta manera mi novio pudo descubrir lo que es divertirse de verdad. Además de salir por mi pueblo natal, fuimos con mis amigos al famoso carnaval de Hío, en Cangas do Morrazo. Una vez más, y a pesar del invierno, tuvimos unas vacaciones muy activas y deseamos que no terminaran nunca. Se respiraba muy buen rollo y  todos los días teníamos ganas de hacer cosas y estábamos de buen humor. Como todo lo bueno, fue muy fugaz.  


Curiosamente, cuando vuelvo nunca me quiero ir pero tampoco me quiero quedar. Lo percibo como algo casi ajeno a mí pero al mismo tiempo siento una conexión muy profunda con todo lo que me rodea. Y me siento contenta porque sí. Tal vez porque estoy con gente que realmente me quiere y aprecia y toda la frialdad de Taipei desaparece. Es magia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario