lunes, 23 de noviembre de 2015

Noviembre de 2015: un finde exótico en Kuala Lumpur

Kuala Lumpur o KL, la capital de Malasia, es un destino turístico relativamente eclipsado por ciudades vecinas más exóticas y conocidas como Bali y Singapur. Sus orígenes se remontan al año 1857, cuando olas de inmigrantes chinos empezaron a emigrar a la zona para explotar sus minas. 

Entre otras cosas, KL ofrece un clima tropical todo el año, comida ridículamente barata, y una fusión de culturas impresionante, ya que en Malasia conviven personas de origen indio, chino, y los malasios. Antes del viaje tenía pocas expectativas, ya que en Internet mucha gente asegura que KL es aburrida y no tiene nada que ofrecer. Curiosamente, es la ciudad asiática que más me ha gustado hasta el momento, y me dio buenas vibraciones desde el primer segundo que puse un pie allí. Es un sitio que no me dejó indiferente y me hizo pensar y apreciar más que nunca la diversidad cultural del mundo.Me fui de allí satisfecha por hacer podido cumplir mi itinerario a rajatabla, sin imprevistos ni sorpresas desagradables. 

Puesto que es una ciudad nueva y pequeña, KL se puede terminar de ver en tres o incluso dos días, y además es posible caminar para visitar muchos de sus puntos turísticos más interesantes. Estos son los que yo visité en mis tres días en Malasia: 


Día 1 

1. Las Torres Petronas 

Como no podía ser de otra manera, nuestra primera parada fue en las famosas Torres Petronas, símbolos no sólo de KL sino de toda Malasia. Si de día son bonitas, de noche son simplemente impresionantes. El sueño de todo fotógrafo. Fueron los edificios más altos del mundo desde el año de su inauguración (1998) hasta el 2003, cuando fueron superadas por el Taipei 101, y siguen siendo las torres gemelas más altas del mundo gracias a sus 452 metros. 

Las torres cuentan con un centro comercial, el Suria KLCC, donde se puede encontrar comida de diferentes países a precios muy asequibles, marcas de ropa caras como Chanel o Massimo Dutti, y tiendas interesantes como Candilicious (su nombre lo dice todo). Además, según mis fuentes de Internet, también acoge el Aquaria KLCC y la Malaysian Philharmonic Orchestra. 











2. Merdeka Square 

La Merdeka Square, cuyo nombre se podría traducir al español como Plaza de la Independencia, reúne tres edificios coloniales de estilos parecidos construidos por los colonos británicos de Malasia a finales del siglo XIX o principios del XX. El más grande y famoso es el Sultán Abdul Samad. Alguna gente compara su clock tower de 42 metros con el Big Ben, y su estilo arquitectónico está inspirado en el de las mezquitas indias. 






Otros dos edificios importantes de Merdeka son el Textile Museum y el City Theatre. El Textile Museum servía como sede central de la Federated Malay States Railway en sus orígenes, mientras que el City Theatre es un teatro que aún se sigue utilizando desde su fundación en 1904. 







Esta plaza es un sitio clave en la historia de Malasia, ya que fue allí donde se proclamó la independencia de Inglaterra en el año 1957. 

Desde esta plaza, cerca del Textile Museum, también se puede apreciar el precioso Dayabumi Complex, uno de los primeros rascacielos de KL. Su diseño es realmente especial, ya que fue el primer edificio moderno de la ciudad inspirado en la arquitectura tradicional islámica, como demuestra su cubierta en forma de octograma. 






3. Mezquita de Jamek  

La mezquita de Jamek, construida en 1907, es la más antigua de KL y está de camino a Merdeka Square. Su estilo arquitectónico es muy similar al de los edificios vecinos. Cuando llegamos nos prohibieron el paso, ya que estaba cerrada por las horas de oración. En realidad no me dio lástima porque ya había planeado otra excursión a una mezquita más interesante. Me hizo gracia el cartel en su puerta, que muestra lo estricto que es el dress code de este tipo de templos. 







4. Petaling street (barrio chino) 

El barrio chino fue el sitio que menos me gustó. Alabado en Internet por su buena comida, lo único que encontré allí fueron baratijas sin interés (relojes de plástico, camisetas hortera para turistas, bolsos de marcas falsas, etc.). Además, no vi a un sólo chino en la zona, que estaba dominada por vendedores de origen indio. Sin embargo, me gustaron las casitas de colorines de las calles cercanas, en cuyos alrededores encontramos una tienda de medicina tradicional china que fue lo único que nos pareció chino del lugar aparte de los farolillos de la calle. 









5. El templo de Sri Mahamariamman

Dentro del barrio chino se encuentra el templo hindú más antiguo de KL, fundado en 1873 por una familia de inmigrantes indios. En un principio, el edificio fue para uso privado hasta que abrió sus puertas al público en los años veinte. La estructura original fue demolida, de modo que lo que se puede ver hoy en día pertenece al año 1968. Para entrar es obligatorio quitarse los zapatos, y si eres mujer debes ponerte una especie de sari para cubrir las piernas. Me gustó más por fuera que por dentro, ya que su torre o gopuram de 22.9 metros esculpida por artesanos del sur de la India es espectacular. 






Mahamariamman es una diosa popular entre los inmigrantes indios, ya que ellos creen que los protege si deciden mudarse al extranjero. De hecho, los templos dedicados a ella también se pueden encontrar en otras ciudades asiáticas como Singapur, Ho Chi Minh o Bangkok. 


6. Katsuri Walk y Central Market

Como su nombre indica, Katsuri Walk es un pequeño paseo en el que se puede encontrar comida callejera y ropa barata. Tiene cierto parecido con el barrio chino, pero es más relajante y sus edificios de colores le aportan un aire pintoresco. Fundada en el 2011, el arco de su entrada representa una cometa tradicional de Malasia, conocida como pewter wau bulan. 





Por otro lado, adyacente a esta calle se puede encontrar el Central Market, un mercado de dos pisos fundado en 1888 y en el que se puede encontrar artesanía tradicional de las tres culturas que conviven en Malasia. También hay ropa de todos los estilos (es decir, indio, chino y malasio), souvenirs, hijabs, tatuajes de henna, etc. Fue uno de los sitios que más me han gustado en KL y fue un desafío contenerme para no comprar cada cosa que veía. Tal vez su fachada no le haga mucha justicia, pero por dentro es un edificio interesantísimo. 






7. KLCC Lake Symphony Fountain Show

A eso de las diez, volvimos a las preciosas Torres Petronas para admirarlas de noche y ver el show de la fuente del Suria KLCC. Estaba rebosante de gente, y pronto entendí por qué: las luces de la fuente fueron espectaculares. El agua se movía al son de la música con tanta coordinación que parecía tener vida propia.





Día 2


8. Las cuevas de Batu 

Las cuevas de Batu están en las afueras de la ciudad, y para llegar allí la manera más cómoda es coger el monoraíl. Descubiertas en el siglo a XIX, son una serie de cuevas y pequeños templos hindúes dedicados al dios hindú de la guerra, Murugan, cuya imponente estatua de 42 metros se puede ver en la entrada. Tuvimos mala suerte: en cuanto pusimos un pie allí empezó a hacer tormenta, pero sin lluvia. Esto fue desconcertante y perdimos mucho tiempo pensando si deberíamos aventurarnos a subir las 272 escaleras que conducen a las cuevas o contentarnos con tan sólo ver la impresionante estatua de Murugan y volver a la ciudad. 






Finalmente decidimos arriesgarnos a que lloviera o nos cayera un rayo encima, y no nos arrepentimos. Las cuevas son realmente impresionantes, y además tuvimos la oportunidad de ver monos salvajes, que eran inofensivos a menos que olieran comida. Fue una experiencia muy exótica. 










9. Berjaya Times Square

Agotados de nuestra excursión en las cuevas, cogimos el monoraíl de vuelta al centro de la ciudad y nos dirigimos a uno de sus centros comerciales más grandes y famosos, el Berjaya Times Square. Este edificio de 48 plantas se compone de dos torres gemelas de 203 metros cada una, en las que se puede encontrar un hotel de cinco estrellas, oficinas, y el ya mencionado centro comercial.  Sin embargo, no es tan impresionante como suena. El centro comercial no pasa de las seis plantas (teóricamente deberían ser trece, pero a partir del sexto piso casi todas las tiendas estaban cerradas), y me sentí como si estuviera en un mercado en vez de un centro comercial, aunque de todas maneras pude encontrar algunas cosas de interés, como una bolera, cines, la heladería Baskin Robbins, y un pequeño parque de atracciones  con su propia montaña rusa. 






10. Bukit Bintang 

No nos podíamos ir de Malasia sin tomar algo en su famoso distrito de copas, Bukit Bintang. Esta es la zona más chic de la ciudad, que pertenece a lo que se conoce como el Golden Triangle, donde se pueden encontrar los mejores centros comerciales y bares para gente joven. Algunos lo apodan el Nueva York de KL, pero yo no le encontré ningún parecido, tal vez porque cuando fui estaban arreglando la carretera y eso lo afeaba bastante. Sea como sea, me gustó la calle de los bares. Sus diseños originales y coloridos eran muy atrayentes, el ambiente era agradable y me encantó la enorme cantidad de bebidas que ofrecían en el bar que escogimos, donde pude tomar una copa de auténtica sangría.





Día 3

11. Putrajaya y la mezquita de Putra 

Perdida en las afueras de KL, Putrajaya parece pertenecer a otro mundo. Considerada una ciudad aparte, fue planeada y construida en la década de los noventa para desempeñar el papel de centro administrativo de Malasia debido a la congestión que sufría KL. El acceso no es fácil: solo se puede llegar a través del Rapid KL (autobús), o el Express Rail Link que conduce al aeropuerto. Su población, de tan solo 30.000 personas, se compone en su mayoría de funcionarios. Aunque me resultó agradable y muy interesante, me pareció una ciudad fantasma. Irónicamente, el 38% del espacio de la ciudad está reservado a espacios verdes, para enfatizar la importancia de la naturaleza. Sin embargo, me parece un contraste enorme con las casas planeadas de Putrajaya. 






Su nombre fue escogido en honor al primer presidente de Malasia tras la independencia de Inglaterra, Tunku Abdul Rahman Putra, considerado como el padre fundador del país y el principal propulsor de la independencia. 

La mayor atracción turística de Putrajaya es la mezquita de Putra, también conocida como la Mezquita Rosa. Yo estaba muy entusiasmada por visitarla, ya que iba a ser la primera. Antes de meterme en el Express Rail fui al H&M más próximo para hacerme con la ropa adecuada, ya que las reglas para entrar en estos templos son muy estrictas: no se pueden llevar al descubierto brazos ni piernas, no se permiten las camisetas con símbolos o mensajes, la ropa apretada está rotundamente prohibida, y las mujeres deben llevar un velo o hijab. El disfraz me quedó convincente, tanto, que pasé por musulmana. De todas maneras, no había de qué preocuparse: en la entrada ofrecen una especie de túnicas color salmón con capuchas pensadas para los "mal vestidos". Tal vez os preguntéis si no me sentí extraña acatando estas normas y cubriéndome con un velo. No soy una persona pudorosa, pero el hijab y la ropa ancha me parecieron cómodos. En ningún momento me vi "oprimida" o mal y, de alguna manera, me sentí en paz y sabía que había hecho lo correcto al hacerme con el que he apodado como mi "kit" de mezquita (pantalones extra anchos, camiseta XL con mangas largas y hijab). 



La mezquita de Putra fue inaugurada en 1999, y es tan nueva que en las fotos parece de juguete. Sin embargo, en directo es un edificio imponente, y resultó ser mucho más grande de lo que me esperaba. De hecho, su minarete es uno de los más altos de Asia, y mide 166 metros. Aparte de su color rosado, otra característica que hace especial a este edificio es su mezcla de estilo malasio, persa y árabe. Me sorprendió su simplicidad por dentro, ya que se componía de una sola sala, pero su diseño y sus colores rosados me parecieron preciosos. Poco después de haber salido de allí, escuchamos cómo llamaban a los fieles para entrar a rezar. Fue un canto hermoso. 









Al lado de la mezquita se puede ver el Perdana Putra, otro edificio imponente donde están los despachos del Primer Ministro y del Secretario del Gobierno. 




Y así terminamos nuestras andanzas en Malasia. Hubo un par de sitios que no visitamos, como la calle Jalan Alor o la Torre Menara, pero el cansancio nos limitó un poco. De todas maneras, fue un viaje completo y feliz. KL es una ciudad que ha dejado una gran marca en mí; creo que su tolerancia religiosa e impresionante mezcla cultural no podrían dejar indiferente a ningún viajero. Olvidaos de las grandes ciudades como Bangkok o Hong Kong. Si queréis vivir lo mejor que Asia tiene que ofrecer de una sola vez, id a KL.

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