lunes, 15 de agosto de 2016

Diez de julio de 2016: En la cafetería de gatos

Aunque el mérito se lo haya llevado Japón, la primera cafetería de gatos surgió en Taipei hace más de una década, allá por 1998. El éxito fue abrumador y en seguida atrajo a turistas, especialmente japoneses, que no perdieron el tiempo e importaron la idea a su país, ayudando de esta manera a popularizarla en todo el mundo. 

En Taiwán sigue habiendo muchas, y nosotros de casualidad dimos con Miao, una cafetería pequeña y discreta en un rincón de Xinyi, la zona de compras por excelencia de Taipei. Me chocó que fuese obligatorio lavarse las manos al entrar y que antes de darnos el menú nos entregaran un folleto con las normas de la casa. El edificio se compone de dos pisos, uno de ellos un bajo exclusivo para los gatos donde tienen comida, juguetes, sofás, etc. Para acceder a esta sala es imprescindible quitarse los zapatos y no hay límite de tiempo ni tampoco ningún tipo de vigilancia. En resumen, describiría a Miao como  el tipo de cafetería acogedora y hogareña, de tamaño pequeño, como es habitual en Asia, y con unas bebidas y comida a precios inflados y de pésima calidad, aunque al tratarse de una especie de restaurante temático no tenía grandes expectativas. 






Los gatos son más bien indiferentes a los visitantes, pero al margen de eso son preciosos y está permitido fotografiarlos siempre que el flash esté desactivado. Personalmente, mi favorito fue un majestuoso bengala, una raza resultado de un cruce de gato doméstico y gato leopardo salvaje en los laboratorios estadounidenses en los sesenta. Lo había visto antes en los escaparates de las tiendas de animales de Taipei y siempre había llamado mucho mi atención: es ligeramente más grande que las demás razas, tiene unos penetrantes ojos amarillos, pelaje moteado, y básicamente parece un leopardo en miniatura. Esta fue mi primera oportunidad para interactuar con uno. Además de los gatos, también había un pequeño shiba inu, una raza de perro japonés muy popular en Taiwán. 


Miao me pareció una experiencia positiva en general, pero la próxima vez que se me antoje compañía felina intentaré buscar un sitio donde la comida y las bebidas sean más decentes. 





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