domingo, 3 de septiembre de 2017

30 de octubre de 2016: Vacaciones en Seúl

Seúl es una ciudad a la que le tenía ganas desde hacía mucho, muchísimo tiempo, así que aproveché la visita de una amiga a Taipei y fuimos juntas cuatro días. Poco nos imaginábamos las sorpresitas que esta ciudad nos tenía guardadas: entre otras cosas, por desgracia ella tuvo un accidente y a partir de ahí todo lo que tuvimos fue mala suerte. Tanta, tanta mala suerte que llegó un momento en que nos reíamos porque parecía que solo faltaba que un piano nos cayera encima. Pero a pesar de nuestras desgracias, pudimos sacar provecho de nuestras vacaciones y os aseguro que lo poquito que vimos de esta ciudad nos enamoró completamente. 

El primer día visitamos la preciosa Buckon Hanok Village por error, pues en un principio se suponía que nos dirigíamos al Palacio Gyeongbuk, pero le di la dirección equivocada al taxista y de repente estábamos allí. No nos importó porque también estaba en nuestros planes, y fue una visita deliciosa. Como su nombre indica, Hanok Village es un espacio donde todavía se conservan casas tradicionales coreanas, llamadas hanok, que están hechas de piedra, madera, y papel de arroz (sospecho que en su gran mayoría son reconstrucciones porque todo quedó arrasado tras la guerra, y creo recordar que incluso un señor nos comentó este detalle cuando estuvimos allí). Aunque se trata de una zona tranquila en una colina, la Hanok Village está llena de vidilla y muchas de sus casitas son centros culturales, guest houses, cafeterías, casas de té, etc. El ambiente es muy relajado y se pueden ver algunos turistas llevando hanbok, el vestido tradicional coreano. Originalmente, supongo que debido a su proximidad al Palacio Gyeonbuk, era la residencia de la nobleza, pero con el paso de los años terminó habitada por plebeyos. Hoy en día se conservan unas 900 casas. Fue un placer perderse por sus intrincados caminitos, y es uno de mis sitios favoritos en todo Asia. 





Después de nuestro breve recorrido en Hanok Village, un ángel caído del cielo (os contaré los detalles en otro post) nos llevó a Insadong, una calle comercial cercana que es el paraíso de todo turista ávido de souvenirs y que a ambas nos pareció el paraíso. Para mí el souvenir más tentador fueron las máscaras coreanas, pero sin duda lo que más llamó mi atención fueron los preciosos hanbok que vimos en algunos escaparates. Pero además, la calle de Insadong también es un pequeño centro cultural, ideal para comprar artesanía o, según dicen, cuadros. De hecho, antiguamente era una zona de pintores. Hicimos unas pequeñas compras y nos volvimos al hotel a reponer las pilas para el día siguiente, que era el último que nos quedaba. 


Al día siguiente visitamos el precioso Palacio Gyeongbuk, donde además pudimos ver la ceremonio de cambio de guardia. Construido en el siglo XIV, sirvió como hogar a los reyes de la dinastía Joseon (la última dinastía coreana) y tuvo que ser reconstruido varias veces, por eso ahora tiene ese aspecto tan nuevo (la última reconstrucción fue en 1989, después de que los japoneses lo hicieran polvo durante la época de ocupación japonesa). A pesar de la sobrecarga de turistas, al igual que la Hanok Village nos pareció un sitio encantador. 




Terminamos el día y también el viaje en el sueño de todo amante del maquillaje: la calle Myeongdong o calle de los cosméticos, como la llaman algunos. Yo no estoy muy puesta en estas cosas, pero mi amiga es experta en maquillaje y cosméticos y los ojos le hacían chiribitas. A mí no me entusiasman, pero Myeongdong me gustó igualmente, ya fuera por el ambiente, la comida callejera, o las luces de neón de los imponentes edificios. En realidad, el nombre Myeongdong no hace referencia tan solo a la calle de los cosméticos, pues se trata de la zona de compras más grande de Seúl y también una de las más caras del mundo. 





En definitiva, creo que no hubo nada que no me gustase de Seúl, excepto la increíble mala suerte que tuvimos desde el minuto que llegamos hasta que nos fuimos. Por lo demás, la considero una de mis ciudades favoritas, es súper moderna pero sin perder su identidad y por momentos me sentía como si estuviera en Nueva York. Espero volver pronto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario