domingo, 3 de septiembre de 2017

Diez de octubre de 2016: Templo Cao Dai y Túneles Cu Chi

En nuestro tercer día en Vietnam hicimos un tour que me apetecía mucho: visitamos el templo Cao Dai y los legendarios Túneles Cu Chi. A pesar del fiasco en el Mekong Delta el día anterior, contratamos la misma agencia, The Sinh Tourist, por pura pereza. A fin de cuentas, todas son iguales a menos que estés dispuesto a apoquinar una buena suma. Nos llevamos una sorpresa cuando llegamos al punto de recogida y descubrimos que íbamos a tener el mismo guía. Él nos reconoció y sonrió. Nosotros también nos reímos, pero este tour fue mucho mejor y el guía colaboró un poquito más. 

Tras dos horas de autobús, llegamos al templo Cao Dai, en el pueblo de Tay Nynh. La Cao Dai es una religión vietnamita fundada en 1926 y cuenta con millones de adeptos. Grosso modo, podría describirse como una "mezcla" de las creencias de las religiones más practicadas en el mundo, y sus seguidores adoran a santos tan pintorescos como Víctor Hugo o Sun Yat Sen, y también a Confucio, Buda, Jesucristo, y a los ancentros. Su objetivo es promover la tolerancia porque creen que todas las religiones tienen una base común. Toma una fuerte influencia del budismo y el confucianismo, pero por ejemplo su jerarquía de sacerdotes está inspirada en la de la Iglesia Católica. Es una religión muy compleja que incluye meditación, rezos, evitar comer carne al menos diez días al mes, etc. Los caodaístas creen que Dios se ha manifestado de diferentes maneras a lo largo de la historia, pero que esencialmente siempre ha sido el mismo. También creen en el karma y la reencarnación. Al igual que los católicos, los cadaoístas tienen su propia "misa", que se celebra cuatro veces al día y que está abierta a los turistas, que pueden observar cómo los creyentes rezan desde un balcón. 


Antes de que la ceremonia empezase, tuvimos la libertad de explorar el templo por nuestra cuenta. No pudimos entrar por la entrada principal, y hombres y mujeres deben usar entradas diferentes y quitarse los zapatos. La cantidad de símbolos religiosos es abrumadora: aparecen Jesús y la Virgen, pero las columnas también están decoradas con dragones chinos y en el altar están, si no recuerdo mal, Jesús, Buda, Mahoma y Guanyu, el dios chino de los negocios, la lealtad y la guerra. En el centro se encuentra el ojo del "supreme being" o, en otras palabras, el ojo de Dios, que es el símbolo por antonomasia de esta religión y que se representa rodeado de un triángulo, aunque en el altar aparece en un círculo en medio del mundo. Mientras estuvimos dentro, nos vigilaron y no nos permitieron estar en ciertas zonas porque al parecer son sagradas. 






Cuando la misa de las doce empezó solo pudimos observar desde el balcón, donde estaban los músicos. Desde allí me di cuenta de que todos llevaban trajes de diferentes colores dependiendo de sus rangos y hombres y mujeres se sentaban en lados diferentes. La ceremonia dura 45 minutos y es bastante repetitiva, así que pronto nos fuimos. 




Después de comer, continuamos nuestro viaje hacia los túneles Cu Chi y literalmente nos perdimos por el camino. Fue curioso porque el guía nos había dicho que el conductor tenía más de diez años de experiencia. Nos perdimos por esa carreteras dejadas de la mano de Dios y se pararon a preguntar varias veces. Fue un show, y el bus daba tumbos sin cesar. ¡La peor carretera de mi vida! 

Los Túneles Cu Chi resultaron muchísimo más interesantes de lo que jamás había creído, y fue en este momento que definitivamente empecé a sentir admiración por Vietnam. Cu Chi podría considerarse una especie de museo al aire libre, y es ideal para hacerse una idea de las penurias que pasaron ambos bandos en la Guerra de Vietnam. Está situado en plena jungla y se pueden ver las trampas que los vitenamitas preparaban para los americanos, y cómo sobrevivían en pésimas condiciones, viviendo en túneles estrechísimos y ultra claustrofóbicos bajo tierra. Los vietnamitas fabricaban sus propias armas caseras, y tanto mujeres como hombres fueron activos en la Guerra. 








Por increíble que parezca, los túneles que podemos ver hoy en día han sido ensanchados para los turistas y se puede entrar a hacer un pequeño recorrido. Yo me proponía hacerlo, pero cuando vi lo estrechos que eran no pude. E hice bien, porque mi novio lo probó y me contó que es mucho más duro de lo que parece y es imprescindible estar en buena forma. Además, su guía se perdió e hicieron un tramo más largo del que deberían mientras los cobardes esperábamos fuera, un poco preocupados. Sea como fuere, es una experiencia altamente recomendable y muy enriquecedora. Es muy interesante estar en ese ambiente, una incluso puede entender cómo los americanos perdieron la Guerra a pesar de su sofisticada tecnología. 

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