Después
de una mañana deambulando por la universidad, antes de la presentación para los
exchange students, fui a comer a un
restaurante de los alrededores y me encontré con un problema que me acecha
constantemente en Taiwán: no saber cómo comer la comida. Como me quedé más que
harta de las comidas con salsa, pedí una sopa de fideos (más conocidos como noodles) con pearl wanton (es un wanton
que normalmente se sirve con sopa y que por lo tanto no se fríe) y unas algas
negras, que tenían la misma textura que cualquier verdura. El cuenco que me
trajeron tenía esta pinta, y apenas pagué un euro y medio por él.
En los
restaurantes, aparte de los palillos, suelen dar unas cucharas diferentes a las
europeas. Son más anchas y cortas y por lo que he observado hasta ahora se
utilizan para comer las cosas que hay en medio de las sopas taiwanesas, como por
ejemplo el wanton. Y no me extraña
que las ofrezcan, porque las sopas son tan densas y tienen tantas cosas en el
fondo (como tofu, carne o verdura) que parecen sobres sorpresa. Yo nunca sé si
usar la cuchara o los palillos, pero supongo que no hay ninguna norma oficial
sobre qué usar y cuándo.
A eso
de las tres, empezó la presentación de la universidad. El ambiente no había
cambiado mucho: había una amplia mayoría de asiáticos, y los occidentales que
había no se parecían demasiado a mí, que soy hispana y se me nota en los rasgos
de la cara. Me sentía muy diferente de toda aquella gente.
Nos dieron
tarjetas con nuestros nombres y nos asignaron asientos numerados a cada uno, y
aunque había un mapa con los números de los asientos en la puerta de la sala,
el personal de la NTNU nos ayudó a sentarnos. No pasó nada digno de mención en
esta presentación, excepto el descubrimiento de última generación que hice
antes de entrar en ella:
Precioso,
¿verdad? Seguro que adivináis quién se aguantó las ganas de usar el baño.
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