Aún no llevaba un mes en Taiwán cuando tuve la suerte de ver un
desfile religioso. Es prácticamente imposible no enterarte de los desfiles si
pasan por el sitio en el que estás o alrededores, porque son muy ruidosos.
Lo que vi no me decepcionó. Los primeros en aparecer fueron los dioses, que yo siempre
divido en dos categorías: los esbeltos y majestuosos y los bajitos, rechonchos
y con cara de guasa. Por increíble que parezca, los taiwaneses (al menos las
generaciones más jóvenes) no saben los nombres de la mayoría de ellos y algunos
ni siquiera están seguros de a qué religión pertenecen, aunque ahora descubrí
que son taoístas.
Al contrario que en España, los dioses se pueden mover como personas porque cuando desfilan son personas las que los conducen, o sea, las personas
se disfrazan de dioses. Si estás cerca de ellos, podrás ver el agujero que tienen en la
cintura para que la persona que está dentro pueda ver.
Su expresividad es enorme. Aunque sean bastante parecidos, al menos es
fácil distinguir cuáles están relacionados con el inframundo y cuáles no. Los
que echan la lengua, tienen la piel oscura y/o los colmillos afilados son
dioses relacionados con la muerte, mientras que a los demás se les atribuyen funciones varias, por
ejemplo, ayudar para prosperar en los negocios, los estudios, etc. En mi
opinión, lo más impresionante de su aspecto son los ojos, que siempre están muy
abiertos. Mientras desfilan, mueven sus brazos enormes hacia adelante y hacia
atrás, y si los ves desde lejos parecen totalmente reales.
Mientras desfilan, como los trajes de los dioses deben ser muy pesados, los hombres que los llevan a menudo dejan los trajes en el suelo para tomar el aire. Eso rompe un poco la magia. Al lado de muchos de ellos, va alguien para ayudarlos.
Normalmente, salen a desfilar desde su templo de origen al compás de
las trompetas y los platillos, y vuelven horas después tras hacer un recorrido
largo. Cuando vuelven a su templo, se acercan uno por uno a la puerta y bailan
mientras algunas personas echan petardos.
Hay unos dioses bajitos de cara rosada que se llaman Santaizi
y chocan totalmente con la idea que los occidentales tenemos de un dios. Cuando
llegaron al templo, todos hicieron una entrada triunfal, corriendo con una
bengala en la mano. Su cara de infinita felicidad y picardía los hace
especiales, pero a mí lo que más me sorprendió de ellos es que bailaron el
Gangnam Style. Sí, hablo en serio. En Taiwán hay dioses que bailan el Gangnam
Style.
Debo aclarar que yo los llamo dioses, pero ni siquiera tengo la
certeza absoluta de que lo sean. En Taiwán la religión no es tan estricta como
en Europa, y muchos de los templos son tanto
taoístas como budistas. Además, muchos dioses fueron humanos que
existieron en la realidad, por ejemplo, antiguos héroes de guerra.
Aparte de los dioses, también hay un grupo de gente que lleva mini
altares que me recordaron a las procesiones españolas, aunque los dioses de los
altares taiwaneses son muy son unas figuritas muy pequeñas y apenas se puedan
ver desde fuera.
Pero lo mejor, sin duda, son las danzas de los dragones y los leones.
Antes de que los leones empiecen a bailar, un grupo toca los
tambores, y cuando acaban los leones bailan haciendo acrobacias. Se necesitan
dos personas para moverlos, y suelen ser chicos muy jóvenes y ágiles, morenos y
de constitución delgada que por lo que me contaron pertenecen al grupo de gente
que los taiwaneses llaman gánsteres (son los 台客 Tai ke de los que hablé en mi entrada anterior y que
equivalen a los canis españoles). Me hizo mucha gracia ver el salero con el que
se movían, por no hablar de los besos que se daban (de león a león) y que
incluso pestañeaban de una manera muy cuca. Al final de su actuación, de su
boca salió un mensaje escrito en una tira de papel.
Al lado del templo había una carpa pequeña en la
que después alguna gente se reunió para comer y escuchar música en directo.
Por último, debo mencionar una cosa que me llamó
muchísimo la atención. Además de todas las cosas que ya he mencionado, en el
desfile también había strippers bailando encima de un coche. Es de lo más
vulgar y una prostitución de la religión, pero toda la gente que estaba allí
parecía aceptarlo. Me dijeron que las contratan para que más gente le preste
atención a los asuntos religiosos. ¿De verdad es necesario?
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