miércoles, 21 de mayo de 2014

Una de dioses, leones y dragones

Aún no llevaba un mes en Taiwán cuando tuve la suerte de ver un desfile religioso. Es prácticamente imposible no enterarte de los desfiles si pasan por el sitio en el que estás o alrededores, porque son muy ruidosos. 

Lo que vi no me decepcionó. Los primeros en  aparecer fueron los dioses, que yo siempre divido en dos categorías: los esbeltos y majestuosos y los bajitos, rechonchos y con cara de guasa. Por increíble que parezca, los taiwaneses (al menos las generaciones más jóvenes) no saben los nombres de la mayoría de ellos y algunos ni siquiera están seguros de a qué religión pertenecen, aunque ahora descubrí que son taoístas.


Al contrario que en España, los dioses se pueden mover como personas porque cuando desfilan son personas las que los conducen, o sea, las personas se disfrazan de dioses. Si estás cerca de ellos, podrás ver el agujero que tienen en la cintura para que la persona que está dentro pueda ver.

Su expresividad es enorme. Aunque sean bastante parecidos, al menos es fácil distinguir cuáles están relacionados con el inframundo y cuáles no. Los que echan la lengua, tienen la piel oscura y/o los colmillos afilados son dioses relacionados con la muerte, mientras que a los demás  se les atribuyen funciones varias, por ejemplo, ayudar para prosperar en los negocios, los estudios, etc. En mi opinión, lo más impresionante de su aspecto son los ojos, que siempre están muy abiertos. Mientras desfilan, mueven sus brazos enormes hacia adelante y hacia atrás, y si los ves desde lejos parecen totalmente reales.






Mientras desfilan, como los trajes de los dioses deben ser muy pesados, los hombres que los llevan a menudo dejan los trajes en el suelo para tomar el aire. Eso rompe un poco la magia. Al lado de muchos de ellos, va alguien para ayudarlos.




Normalmente, salen a desfilar desde su templo de origen al compás de las trompetas y los platillos, y vuelven horas después tras hacer un recorrido largo. Cuando vuelven a su templo, se acercan uno por uno a la puerta y bailan mientras algunas personas echan petardos. 

Hay unos dioses bajitos de cara rosada que se llaman Santaizi y chocan totalmente con la idea que los occidentales tenemos de un dios. Cuando llegaron al templo, todos hicieron una entrada triunfal, corriendo con una bengala en la mano. Su cara de infinita felicidad y picardía los hace especiales, pero a mí lo que más me sorprendió de ellos es que bailaron el Gangnam Style. Sí, hablo en serio. En Taiwán hay dioses que bailan el Gangnam Style.



Debo aclarar que yo los llamo dioses, pero ni siquiera tengo la certeza absoluta de que lo sean. En Taiwán la religión no es tan estricta como en Europa, y muchos de los templos son tanto  taoístas como budistas. Además, muchos dioses fueron humanos que existieron en la realidad, por ejemplo, antiguos héroes de guerra. 

Aparte de los dioses, también hay un grupo de gente que lleva mini altares que me recordaron a las procesiones españolas, aunque los dioses de los altares taiwaneses son muy son unas figuritas muy pequeñas y apenas se puedan ver desde fuera. 




Pero lo mejor, sin duda, son las danzas de los dragones y los leones. Antes de que los leones empiecen a bailar, un grupo toca los tambores, y cuando acaban los leones bailan haciendo acrobacias. Se necesitan dos personas para moverlos, y suelen ser chicos muy jóvenes y ágiles, morenos y de constitución delgada que por lo que me contaron pertenecen al grupo de gente que los taiwaneses llaman gánsteres (son los 台客 Tai ke de los que hablé en mi entrada anterior y que equivalen a los canis españoles). Me hizo mucha gracia ver el salero con el que se movían, por no hablar de los besos que se daban (de león a león) y que incluso pestañeaban de una manera muy cuca. Al final de su actuación, de su boca salió un mensaje escrito en una tira de papel.






Al lado del templo había una carpa pequeña en la que después alguna gente se reunió para comer y escuchar música en directo. 

Por último, debo mencionar una cosa que me llamó muchísimo la atención. Además de todas las cosas que ya he mencionado, en el desfile también había strippers bailando encima de un coche. Es de lo más vulgar y una prostitución de la religión, pero toda la gente que estaba allí parecía aceptarlo. Me dijeron que las contratan para que más gente le preste atención a los asuntos religiosos. ¿De verdad es necesario? 


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