Bien es sabido que los taiwaneses están locos por todo lo procedente de Japón, y que uno de los símbolos nacionales japoneses son los cerezos en flor o sakura.
Cuando por fin llegamos a la montaña, me
llevé una gran decepción. Yo me esperaba una montaña cubierta de cerezos en
flor, pero en realidad solo había, casi literalmente, cuatro árboles. Eran
bonitos, sí. Pero solo eran eso: cuatro míseros árboles llenos de gente
haciéndose selfies de manera compulsiva. El pequeño espacio que ocupaban estaba
tan lleno que era casi imposible ver las flores. Para un taiwanés el viaje hasta
la montaña tal vez valga la pena pero, para mí, no.
Aunque a mí me parecía un poco temprano, a
finales de febrero mi novio me llevó al monte de Yangminshan (陽明山)
para ver los cerezos en flor. Era mi primera vez allí, y puesto que es un sitio
alejado del centro de Taipei esperaba que no hubiera mucha gente. En aquellos
tiempos aún no conocía a los taiwaneses y su fascinación por los sakura (o por cualquiera cosa, por muy
estúpida que sea). El viaje fue más largo de lo que me había imaginado, porque
la carretera estaba llena de coches y motos de gente que quería ir a ver lo
mismo que nosotros. Por suerte, cuando llegamos pudimos aparcar sin demasiados
problemas.
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