Al igual que en la mayoría de los países altamente industrializados, la cultura propia está en peligro en Taiwán, y cosas que hace diez años eran comunes son difíciles de ver hoy en día. El festival de Baosheng es una gran oportunidad para disfrutar de la cultura religiosa taiwanesa en todo su esplendor: dragones, leones, dioses, danzas tradicionales, etc. desfilan durante horas por las calles de Taipei desde el templo de Baoan.
Pero empecemos por el principio. Todo el jaleo es para celebrar el cumpleaños del dios chino de la medicina, conocido como Baosheng Dadi (保生大帝) y cuyo nombre se podría traducir como "Emperador de la Protección". Su cumpleaños cae en una fecha diferente cada año, y las celebraciones en el templo de Baoan de Taipei duran varios días, pero yo solo pude ir en el último. Aunque solo haya mencionado los desfiles religiosos, debo aclarar que en realidad el festival de Baosheng es mucho más que eso, e incluye algunos rituales, así como espectáculos de ópera, consultas gratuitas con médicos de medicina china, etc. No por nada su nombre completo es Baosheng Cultural Festival.
A pesar de la dificultad que supone para un extranjero estar al día en estas cosas, ya que la información en inglés es más bien escasa, me las ingenié para enterarme de que los desfiles empezarían a eso de las doce del mediodía en el templo. Como no me quería perder nada, llegué antes de tiempo y busqué un hueco entre la gente. Llegar temprano fue una buena idea, ya que pude ver algunas danzas tradicionales que me parecieron muy interesantes, aunque la calidad del sonido dejaba mucho que desear. Las bailarinas no dejaban de sonreír de una manera relativamente natural. Me parecieron encantadoras.
Después de las danzas, tocó una banda de música de estilo occidental bastante mala. Poco después de que terminaran, las figuras de los dioses empezaron a salir del templo. Ya los he visto varias veces, nunca me cansan. Son altos, imponentes, muy expresivos, están llenos de color, se mueven de una manera graciosa y si los ves desde lejos parecen de verdad. Son simplemente impresionantes.
Este tipo de desfiles siempre me recuerdan al Carnaval, ya que a pesar de ser puramente religiosos no tienen ni una pizca de solemnidad. De hecho, son bastante caóticos, ruidosos, e incluyen strippers para llamar la atención. Entre el público abundaba la gente mayor, ya que lo tradicional no parece atraer a mucha gente joven en Taiwán.
Una cosa que por supuesto no faltó fueron los petardos, que siempre se utilizan mucho en estas ocasiones. A mí me aterrorizan porque los echan en medio de la calle o de la carretera (que por cierto normalmente no se corta), muy cerca de la gente.
Estos dioses, conocidos como Santaizi, son relativamente nuevos en Taiwán |
Esta diosa captó mi atención al momento, ya que lo femenino no es común en los desfiles |
Como se puede apreciar en las fotos, muchos dioses llevaban panecillos colgando del cuello, que repartían entre su público. Yo conseguí probar uno pero no me gustó, estaba duro como una piedra y no tenía sabor.
Este tipo de desfiles siempre me recuerdan al Carnaval, ya que a pesar de ser puramente religiosos no tienen ni una pizca de solemnidad. De hecho, son bastante caóticos, ruidosos, e incluyen strippers para llamar la atención. Entre el público abundaba la gente mayor, ya que lo tradicional no parece atraer a mucha gente joven en Taiwán.
Una cosa que por supuesto no faltó fueron los petardos, que siempre se utilizan mucho en estas ocasiones. A mí me aterrorizan porque los echan en medio de la calle o de la carretera (que por cierto normalmente no se corta), muy cerca de la gente.
¡Cuánto más ruido mejor! |
Después de los dioses, aparecieron algunos dragones y leones, que cada vez son más escasos en Taipei.
Pasé como mínimo dos horas disfrutando del espectáculo, que parecía infinito: leones, dioses y dragones procedentes de distintas ciudades taiwanesas se habían congregado para participar en este festival tan importante. Jamás pensé que podría suceder, pero acabé harta del desfile, y tenía miedo de que me diera una insolación tras haber pasado tanto tiempo bajo el sol. Así pues, decidí rendirme y volver a casa. Fue una sobredosis de religión, pero repetiría sin pensármelo dos veces.
Pasé como mínimo dos horas disfrutando del espectáculo, que parecía infinito: leones, dioses y dragones procedentes de distintas ciudades taiwanesas se habían congregado para participar en este festival tan importante. Jamás pensé que podría suceder, pero acabé harta del desfile, y tenía miedo de que me diera una insolación tras haber pasado tanto tiempo bajo el sol. Así pues, decidí rendirme y volver a casa. Fue una sobredosis de religión, pero repetiría sin pensármelo dos veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario