jueves, 9 de abril de 2015

Vuelta a Taiwán: jet lag y calor

Tras una despedida difícil, mi novio y yo dejamos nuestras maravillosas vacaciones y volvimos a la realidad: era hora de volver a Taiwán.

El calor veraniego nos dio la bienvenida a Taipei, y uno de los primeros recuerdos que tengo de mi primera vuelta fue lo desmoralizante de ver el paisaje taiwanés y compararlo con el verdor de mi tierra natal. No estaba demasiado contenta de haber vuelto, y sentía pena por lo que había dejado atrás. Sin embargo, estaba en Asia por voluntad propia, así que en cierto modo se podría decir que estaba viviendo un momento agridulce.

Los dos primeros días pensé que no podría sobrevivir al calor de Taiwán un verano más. No era capaz de estar con los cinco sentidos, las altas temperaturas me mareaban, salir de casa me parecía una pesadilla, y cuando iba en moto se me quemaban las piernas porque el asiento ardía de calor. Solo quería pasar las horas pegada al ventilador. Por suerte, me acostumbré rápido e intenté solucionarlo con helados y mucho aire acondicionado.



Precisamente, el primer momento en que me empecé a sentir realmente reconciliada con Taiwán (helados aparte) fue cuando fui a Bitan, donde pude disfrutar de unas vistas como estas.




Taipei no es tan verde y natural como a mí me gustaría, pero a pesar de mis quejas constantes y mis caprichosos sentimientos de amor - odiohay un algo que me une a ella. Tal vez el destino exista después de todo. Taipei es parte de mí. 




I do not love you except because I love you;
I go from loving you to not loving you,
From waiting to not waiting for you
My heart moves from cold to fire. 

I love you only because it's you the one I love;
I hate you deeply, and hating you 
Bend to you, and the measure of my changing love for you 
Is that I do not see you but love you blindly.

Pablo  Neruda




No hay comentarios:

Publicar un comentario