sábado, 27 de junio de 2015

Señales de que llevas demasiado tiempo viviendo en Taipei

Cuanto más pasa el tiempo más taiwanesa me siento (aunque sepa que hay muchos aspectos culturales que no aceptaré nunca). Estos son algunos de los pequeños indicios que en mi experiencia indican que llevas demasiado tiempo en Taiwán.



1. Estás harto de arroz y fideos

Todo cansa en esta vida. Incluso los fideos y arroz con curri más deliciosos. 



2. Te has encariñado con el feísmo urbano

A todo es posible acostumbrarse, incluso a la fealdad. La mayoría de los edificios de Taipei más que casas parecen jaulas, son demasiado viejos y la limpieza brilla por su ausencia. Sin embargo forman parte de mi día a día y con el tiempo he descubierto cierto encanto en ellos. (Más ejemplos de feísmo urbano en mi Tumblr de fotos de Taipei).


3. Te expresas mejor en chino que en tu idioma materno
Tal vez esto sea una exageración. Pero a menudo tengo pensamientos en chino que mi cerebro no es capaz de traducir al inglés o al castellano.



4. Rechazas restaurantes con precios por encima de los cinco euros

Al igual que en muchos otros países asiáticos, la comida en la capital taiwanesa es muy asequible y se puede adaptar al bolsillo de cualquiera. Por eso, gastar más de cinco euros tal vez sea un derroche para una persona acostumbrada a los precios de Taiwán.





5. La comida china y japonesa ya no te parece exótica 

La comida taiwanesa es muy parecida a la china, ya que la mayoría de taiwaneses proceden del gigante asiático. Por otro lado, los restaurantes japoneses son tan abundantes en Taiwán que nadie los percibe como extranjeros. Podría decirse que los taiwaneses se apropiaron de la cocina japonesa. Así las cosas, la comida china y japonesa es para mí tan normal como las croquetas de mamá.



6. Necesitas escapar de la ciudad
No todos nos adaptamos bien a las junglas de cemento. 



7. Sabes distinguir caras
Con el tiempo he aprendido a reconocer diferentes rasgos asiáticos y adivinar de qué país proceden las personas. Los más fáciles de distinguir son los coreanos, ya que tienen los ojos completamente diferentes de los demás.





8. Sabes distinguir nombres femeninos de masculinos 

Este es mi gran orgullo. Distinguir si un nombre chino es de mujer o de hombre no es tarea fácil (de hecho me equivoco a menudo) pero mi oído se ha acostumbrado a los sonidos y normalmente puedo discernir qué nombres suenan masculinos y femeninos. A veces también es fácil de saber si los puedes leer, ya que los caracteres que se usan para hombres no son los mismos para las mujeres y viceversa. Un buen ejemplo de esto es mi nombre, que significa "poema melodioso" (詩婷 - Shi ting) y cuyo segundo carácter, que es mixto, se compone del caracter que representa la palabra mujer (女 - ) y el caracter 亭 (ting), que pierde su significado y solo representa el sonido.




9. Te has vuelto adicto al té con leche

Se vende por todas partes. Es una tentación de la que nadie puede escapar.





10. Tu país te parece un reino lejano que sólo existió en una vida pasada 
Cosas como ver las estrellas, pasear al lado del mar, o simplemente respirar aire fresco se han vuelto extrañamente especiales para mí.







11. Te da reparo estornudar en público


En Taiwán creen que si estás enfermo debes llevar una máscara para evitar contagiar a otros, pero es una costumbre que me niego a adoptar. Sin embargo, sé que los taiwaneses son un poco quisquillosos en temas de salud, y me siento incómoda estornudando o tosiendo en público.







12. Prefieres hombres asiáticos a occidentales

Creo que esto solo me pasa a mí, pero los hombres taiwaneses me parecen mucho más guapos e interesantes que todos los demás. En cuanto puse un pie en Taiwán caí rendida ante su timidez y dulzura. Aquí tenéis un buen ejemplo de lo guapos que son algunos taiwaneses. 





13. Las duchas con mampara te parecen un lujo


A menos que te puedas permitir el lujo de alquilar una casa nueva, lo más probable es que te tengas que duchar en las típicas duchas - mangueras taiwanesas.






14. No temes que te roben

Prueba de ello es que cuando volví a España paseé por las calles de Madrid con casi mil euros en la cartera. Y tan tranquila.








15. Saludas con un simple movimiento de cabeza

Se trata de un movimiento parecido al que hacemos al asentir. Es mucho más práctico y no hace falta ni abrir la boca al hacerlo.

Foto encontrada aquí




16. Has pasado de hablar buen inglés a usar chinglish

Jamás tuve ningún problema para expresarme bien en inglés pero, de repente, tras pasar más de un año en Taiwán he empezado a tener problemas para hacer los plurales de las palabras y conjugar los verbos. Dime con quién andas y te diré cómo hablas.






17. El día del Padre es el ocho de agosto y el de la Madre en el segundo domingo de mayo

Una vez que te adaptas a Taiwán también haces lo mismo con sus horarios y fechas.







18. Comer fuera de casa ya no es especial


Taiwán es un país en el que no compensa en absoluto cocinar tus propia comida (he hecho la prueba y no valió la pena). Por eso
, la mayoría de los taiwaneses tienen por costumbre comer fuera de casa, y yo no soy un caso especial.





19. Percibes tu lengua materna de una manera diferente

Ahora son el gallego y el español los que me suenan a chino y no al revés. Pensad por un momento en estos dos idiomas y sus sonidos (especialmente la erre fuerte) y complicadas subordinadas. Tan extraños me suenan que a veces me cuesta hablarlos con naturalidad. Escucho las palabras salir de mi boca y me maravillo. Las pienso, y pienso en sus extraños sonidos y hasta me parecen graciosas.




20. Sabes que tu familia siempre te esperará con los brazos abiertos
, pero que perderás a tus amistades

Mantener el contacto parece fácil gracias a las nuevas tecnologías
, pero en realidad es toda una hazaña. El tiempo no perdona.





21. Esperas a que te sienten al entrar en un restaurante


A menos que vayas al tipo de restaurante barato en que todos se sientan con todos en las mismas mesas, en Taiwán lo normal es que los camareros pregunten el número de comensales y te digan donde sentarte. En una de mis vueltas a Galicia, mi novio y yo fuimos a un restaurante y en vez de sentarnos directamente nos quedamos en la puerta como dos pasmarotes, esperando a que alguien nos indicara donde sentarnos. Nos sentimos muy confusos y al final buscamos nuestra mesa nosotros solitos. 





22. Te sientes como una máquina de ensuciar si no te quitas los zapatos en casa


Seamos realistas: usar zapatos en casa es antihigiénico. Los zapatos arrastran toda la porquería que pisamos en la calle, y después la llevan hasta nuestros hogares. Usar zapatillas no es una mala alternativa. 




Estos son los pequeños cambios que he podido notar a lo largo de mi estancia en Taiwán, pero seguro que hay muchísimos más... ¡y ni me he dado cuenta! 

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