miércoles, 17 de agosto de 2016

Medio mes con las puertas del infierno abiertas

Hoy se cumple medio mes desde que las puertas del infierno se abrieron para permitir a los fantasmas visitar la tierra. Como ya expliqué en una entrada anterior, este fenómeno se conoce como el Mes de los Fantasmas o Zhongyuan jie 中元節 y se celebra cada año en Taiwán y demás países asiáticos influenciados por China. Es un periodo lleno de supersticiones y prohibiciones, pues toda precaución es poca para evitar que los fantasmas se inmiscuyan en los asuntos de los vivos y causen desgracias. Para mantenerlos contentos se hacen incesantes ofrendas de dinero fantasma (que teóricamente se puede usar en el Más Allá), se ofrecen "banquetes" al aire libre a los que no asiste nadie, y según me han contado incluso existen funciones de ópera taiwanesa para entretener a los espíritus. Son muchos los tabúes que se asocian con este mes, así que los resumiré explicando que esta es la peor etapa para hacer cualquier cosa, especialmente empezar algo nuevo como por ejemplo un negocio.  

Esta noche, para seguir con las costumbres del Mes de los Fantasmas, los templos dieron un pequeño desfile por las calles de las ciudades. Por muy solemne que pueda sonar la idea, en realidad es un espectáculo ruidoso, acompañado de música discotequera y camionetas con luces de colores donde van las figuras de algunos dioses. Parece un carnaval. 

             

Sin embargo, la peculiaridad de este desfile es apenas imperceptible para un extranjero: cada templo transporta consigo faroles con su nombre escrito. Ante tal estampa, no me pude resistir a preguntar a mi familia taiwanesa a qué se debía aquel cambio (normalmente los desfiles religiosos en Taiwán se hacen de día y no incluyen faroles), así que me explicaron que los faroles estaban allí porque esta noche es el Festival de los Faroles de Agua. Los faroles de agua son radicalmente diferentes de los que normalmente se encuentran en los templos, ya que están hechos de papel y tienen forma de casas, barcos o templetes. Al parecer, se ofrecen a los fantasmas de manera simbólica para guiarlos con sus luces, pues la tradición es lanzarlos al mar y quemarlos después de los desfiles. Cada templo hace una ofrenda de faroles de agua a los fantasmas y en el mismo día cambia los suyos, es decir, los faroles que normalmente se encuentran en los templos. Por eso los faroles tanto de plástico como de papel pueden formar parte del desfile y llevan el nombre del templo al que pertenecen: los fantasmas deben saber de donde proceden las ofrendas. Esto es lo que me han contado, sin embargo otras versiones de Internet aseguran que, por ejemplo, en el famoso festival de Keelung los faroles de papel son entregados por familias, así que tal vez sea diferente en cada lugar. 

Además de los faroles, se utilizan unas plantas (según mis fuentes, ramas de bambú) para atraer a los fantasmas, invitarlos al desfile y asegurarse de que están presentes en el momento de dejar los faroles de agua en el mar. 

El Festival de los Faroles de Agua está considerado el clímax del Mes de los Fantasmas, pero eso no significa nada: aún queda medio mes de convivencia con los espíritus. 




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